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Pánico a una reestructuración financiera

Papandreu no quiere convertirse en Kirchner

Los rumores de que Grecia pueda anunciar una reestructuración de su deuda no paran de surgir. El temor de que el estado heleno termine anunciando una quita en su deuda atemoriza a un mercado que tiene a Argentina como referente más cercano de una situación similar.

Néstor Kirchner, expresidente argentino
Néstor Kirchner, expresidente argentinoReuters

"No va a haber reestructuración por mucho que especulen". Cuando hace una semana le preguntaron a Dominique Strauss - Khan, director gerente del FMI, sobre la posibilidad de que Grecia no pueda hacer frente a sus obligaciones de pago su respuesta fue contundente. El organismo que preside el político francés no quiere que salgan del armario los fantasmas del pasado. Unos fantasmas que en este caso tienen nombre y apellido: Néstor Kirchner.

En los pasillos del FMI todavía se acuerdan del ya fallecido expresidente argentino. El líder sudamericano fue el político que pilotó la mayor reestructuración financiera llevado cabo por un estado. En junio de 2004, Kirchner anunció que la base para renegociar las condiciones de pago de la deuda de su país era una quita del 75%. Los inversores estadounidenses, italianos y suizos que poseían en su mayoría los 81.000 millones de dólares emitidos terminaron perdiendo más del 80% de la inversión inicial. Todo ello en un país que había declarado su quiebra apenas tres años antes bajo la presidencia de Fernando De La Rúa.

Esta decisión fue duramente criticada por el FMI. La institución no concebía que un país que estaba saliendo de la quiebra gracias a sus préstamos actuase de forma unilateral. Kirchner decidió cortar por lo sano. El mandatario ordenó cancelar el crédito con cargo a las reservas del Banco Central y acusó al organismo de presionar a Argentina para que aplicara "políticas que perjudicaban al crecimiento de la economía, provocando dolor e injusticia".

Las consecuencias de estos actos todavía tienen consecuencias en la actualidad. Argentina aún no ha conseguido regresar a los mercados internacionales con sus títulos cotizando al 30% de su valor nominal. Desde entonces, solo Hugo Chávez ha comprado deuda del país sudamericano, invirtiendo el año pasado 5.000 millones de dólares en virtud de la buena relación existente entre ambos. De ahí el miedo a que la historia pueda repetirse en un país europeo.

Grecia no quiere reestructuraciones a la argentina

"Tomar una decisión de este tipo no sale gratis. Recuperar la credibilidad perdida es muy difícil", explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Los analistas no conciben que Atenas, que cuenta con créditos de 110.000 millones de euros concedidos por el FMI y la UE, pueda llevar cabo una reestructuración de su deuda a la argentina. "Todo el mundo es consciente el volumen de de pasivo de Grecia es inasumible, pero hay formas y formas de hacer las cosas", concluye.

Las formas de las que habla Díez son las que el pasado viernes el diario heleno Ta Nea llamaba "reestructuración de terciopelo". Esta fórmula consistiría en la prórroga de los plazos y en un acuerdo voluntario con los acreedores para modificar los términos del pago, intentando evitar la temida quita. "Esto no es más que replicar el modelo uruguayo que ya se llevó a cabo en 2005 y que se basa en alcanzar un acuerdo con los tenedores de bonos que garantice la devolución del nominal", ha declarado a BBC Peter West, de la firma londinense Poalim Assets Management.

En el caso de Uruguay, los negociadores pidieron a los acreedores que intercambiaran la deuda por diferentes instrumentos financieros y se negociaron plazos más largos para dar más tiempo al país de pagar la deuda. Todo ello con un préstamo concedido por el FMI que servía para garantizar el principal de las inversiones y que evitó la quiebra a costa de duros recortes. Dos años después el país pudo volver a pedir financiación en los mercados.

"Ese es el tipo de plan que se está contemplando. Es muy probable que Grecia tenga que acudir a los inversores y plantear la extensión de los pagos en un período más largo e incluso pedir un interés más bajo, pero garantizando seimpre que la gente va a recuperar su inversión", ha explicado West. Las últimas palabras del primer ministro griego, Georgos Papandreu, afirmando que iban "a reestructurar el país y no la deuda" van en este sentido. Su intención es clara, conseguir que la tragedia griega no pase a convertirse en la quiebra argentina.

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