"Los arquitectos con 30 años tienen que emigrar "
Habla de su ciudad y de su profesión. Tras recuperar el Ebro para la Expo de Zaragoza, se ha propuesto vertebrar de nuevo su ciudad con el tranvía y ser una voz valiente de su sector
Como aragonés, Iñaki Alday sintió "una conexión emocional muy fuerte" cuando recuperó la orilla del Ebro para su ciudad y devolvió el tranvía al casco histórico. "Es cierto que los arquitectos siempre nos dejamos la piel, pero cuando además se trata de su tierra, entonces se lleva trozos de carne, y de ahí vienen muchos abusos que se cometen en la profesión", asegura este urbanista. Reconoce haber trabajado con "con cariño y con un control diferente", algo que se percibe en la cordialidad con la que Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza, le trata.
Cuénteme cómo surge el amor por la arquitectura, la idea de crear un despacho...
No sé desde cuando, pero me imagino que ya de niños, dibujando casas y parques. Luego conocí a mi socia, Margarita Jover, en la universidad y en 1996 decidimos montar un despacho, donde actualmente trabajan nueve personas pero en el que hemos llegado a ser 16. La sede está en Barcelona y con una pequeña oficina en Zaragoza.
¿Cómo ve la arquitectura en España en estos momentos?
Estamos en una situación difícil e injusta. Es un sector profesional altísimamente cualificado y reconocido internacionalmente como puntero en el mundo pero que ha pasado de unos años de alto crecimiento de construcción de viviendas a de repente chocar con una situación anómala. Y hacerlo, además, sin transición. Los despachos presentamos hoy un grave problema de gestión de conocimiento. Hay miles de profesionales en España que están sin trabajo o se están quedando sin él.
¿El país también está perdiendo ese conocimiento?
Sí, los despachos estamos perdiendo conocimiento y el país está perdiendo conocimiento. Arquitectos con 30 o 35 años están teniendo que emigrar.
¿Desde cuándo está ocurriendo?
Desde 2008 hasta ahora. Nuestro despacho aún se mantiene pero hay otras firmas que han experimentado un cambio más drástico.
Los jóvenes critican que los despachos les hacen contratos de "falsos autónomos"...
La respuesta es muy sencilla. Si hay trabajo para todos, lo habrá para los jefes, para los colaboradores y para las secretarias. Si no hay trabajo, entonces no hay para nadie.
Pero si necesitan su colaboración es porque habrá trabajo. ¿El problema no será que se adjudican proyectos con márgenes mínimos?
Exacto. Existe una especie de liquidación de los honorarios de los trabajos profesionales. Entiendo que esto es un error gravísimo, porque uno no pediría precio de saldo al cirujano que le va a operar o al abogado que le va a defender. Sin embargo, la coyuntura actual genera exigir lo mínimo a un arquitecto que implica mucha responsabilidad y cuyo trabajo se enmarca dentro de una operación económica de gran envergadura, de la cual nuestros honorarios son una parte muy pequeña. Es una cuestión de madurez, que sepamos todos lo que nos estamos jugando.
¿Ocurre esto en otros países que estén sufriendo la crisis?
No. La situación en la que se encuentra España no es comparable.
¿Cómo se podría corregir esto?
Los promotores públicos y privados deben ser conscientes de que la calidad en la arquitectura es rentable. El político puede explicar mejor una actuación de calidad, pero, además, el buen profesional para dar una respuesta estética y funcional de calidad y para controlar los procesos de ejecución de las obras tiene que ser casi excelente. La clave está en buscar buenos profesionales, porque la inversión en un arquitecto es muy pequeña con respecto a la inversión total de la obra y a la vida de la misma.
¿Cree que los concursos públicos deberían subvencionar algo los proyectos aunque no salgan a la luz?
Los concursos de arquitectura suponen poner a trabajar a profesionales, cuyos trabajos pueden ir al cubo de la basura si uno no resulta vencedor. Es como si pusieras a trabajar a los cinco mejores cocineros de España para que preparen una merluza y una vez presentadas, cogieras una y tiraras el resto.
¿Qué soluciones propone?
Valorar primero las otras cuatro merluzas y aprovecharlas porque aunque no sean la mejor, son excelentes. Las ideas no son gratis. En los países avanzados, las ideas son lo más caro, lo más valioso. Una sociedad avanzada es aquella en la que lo más importante es la producción de las ideas. Son las herramientas para poder competir.