Còmplices de la corrupción
No hay peor respuesta ante las acusaciones de corrupción que desentenderse de cualquier responsabilidad o negarse a investigar lo ocurrido. Es, precisamente, lo que han hecho el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, y el de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, tras la publicación en un diario londinense de imágenes en las que algunos europarlamentarios parecen aceptar dinero a cambio de introducir ciertas enmiendas en la futura legislación europea.
El Parlamento impidió el pasado día 22 de marzo que los funcionarios de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) registraran los despachos de los tres eurodiputados acusados dos días antes por The Sunday Times de haber aceptado un soborno. Buzek, según la OLAF, cuestionó después por escrito el derecho de esa Oficina a realizar la investigación. La opinión pública difícilmente entenderá las razones de procedimiento esgrimidas por el Parlamento para no someterse a ese control.
La Comisión Europea, presidida por Barroso, se desentendió ayer de este conflicto institucional invocando la independencia de la OLAF. Un argumento espurio, pues la OLAF actúa con arreglo al artículo 235 del Tratado de la UE, por cuya aplicación debe velar el organismo de Barroso.
Buzek y Barroso celebraron ayer un almuerzo de trabajo. Y los presidentes de los grupos parlamentarios celebran hoy una reunión a puerta cerrada para abordar los presuntos casos de corrupción descubiertos. Unos y otros deberían apostar por la transparencia para zanjar el escándalo y disipar cuanto antes las dudas de los contribuyentes y de sus (escasos) votantes. Con todos los datos sobre la mesa, será más fácil conocer el alcance de las pruebas obtenidas por el diario de Murdoch.
Cuestión aparte es la facilidad con la que los europarlamentarios, incluido el español, Pablo Zalba, del PP, se muestran dispuestos a entrar nómina de lobbies y empresas. En los escaños del hemiciclo europeo legislan, por ejemplo, desde un vicepresidente del emporio mediático Bertelsmann hasta el socio de un importante despacho de abogados (ambos alemanes, por cierto). Y una eurodiputada española, según me confirmó ella misma en su día, ha realizado algún estudio pagado para la firma de apuestas on-line Bwin. Se trata de una práctica conocida y legal, pero no por ello menos inquietante.
Foto: Buzek, a la izquierda, y Barroso en Estrasburgo (B. dM., 20 enero 2010).