Crisis y mercado único
La crisis que comenzó hace ya más de tres años y que ha impactado adversamente en un elevado número de países ha dejado secuelas de gran calado, entre ellas los efectos sobre el proceso de integración de los mercados financieros europeos.
Como nos recuerda tanto el Banco Central Europeo como la Comisión Europea en sus informes sobre la integración financiera en Europa, avanzar en el grado de integración es muy importante dado el efecto beneficioso que tiene sobre el desarrollo financiero y, por esta vía, sobre el crecimiento económico.
Consciente de la importancia de este tema, la Fundación de Estudios Financieros incorporó hace tres años a su Observatorio sobre la reforma de los mercados financieros europeos un informe realizado por el IVIE con el objetivo de valorar los avances conseguidos hacia la construcción de un mercado financiero único y la posición del sistema financiero español en este contexto. Y hace escasos días que se han presentando públicamente los resultados del Observatorio 2010 cuyas principales conclusiones referidas al proceso de integración financiera son:
La crisis ha tenido un impacto negativo sobre la integración financiera, si bien desde mediados de 2009 se observa que el efecto negativo se ha ralentizado en algunos mercados en un contexto de mayor estabilidad financiera. La vuelta a una situación de cierta normalidad en los mercados financieros se explica, en gran medida, por las acciones llevadas a cabo por el Eurosistema y la Comisión Europea (CE), determinadas en los acuerdos internacionales aprobados en las cumbres del G-20 con objeto de estimular las economías y mejorar la estabilidad financiera.
Aunque las medidas implementadas para afrontar la crisis han permitido recuperar parte del retroceso en el grado de integración ocurrido con el estallido de la crisis, no se ha vuelto a los niveles previos a la crisis. No obstante, el grado de integración varía en función del mercado financiero analizado, siendo mayor en los mercados mayoristas que en los minoristas.
España es uno de los países de la UE-15 que ha experimentado un mayor crecimiento en el tamaño de los mercados financieros desde la introducción del euro y la aprobación del Plan de Acción de los Servicios Financieros en 1999.
Los efectos de la crisis se han dejado notar en el desarrollo financiero pero España sigue siendo uno de los países que más se ha beneficiado de la integración financiera europea. En concreto, entre 1999 y 2009, la contribución del desarrollo financiero al crecimiento del PIB en la zona euro es de 0,15 puntos porcentuales (pp) al año, siendo en España más de cuatro veces superior. Si nos centramos en el periodo de crisis 2007-2009, la contribución del desarrollo financiero al crecimiento del PIB es prácticamente nula en la eurozona (0,02 pp), siendo superior en España (0,17 pp).
Parte del beneficio asociado al desarrollo financiero se debe al avance en el grado de integración, siendo el beneficio en términos de crecimiento del PIB superior en España que en la eurozona. No obstante, con la crisis iniciada en el verano de 2007, el beneficio asociado a la integración se ha resentido, si bien sigue siendo positivo. En España, aunque también se reduce el beneficio asociado a la integración, la aportación es tres veces superior, con una contribución anual al crecimiento del PIB de 0,021 pp al año.
Existen incertidumbres sobre las secuelas que tendrá la crisis en la integración europea. Es cierto que desde la segunda mitad de 2009 se ha producido una cierta normalización en los mercados financieros que ha permitido recuperar parte del terreno perdido en materia de integración. Ahora bien, a esto se une la crisis de la deuda soberana que ha tenido lugar en el año 2010 en algunos países europeos (principalmente Grecia e Irlanda) y que amenaza con extenderse en la actualidad a Portugal. Esta situación supone una nueva amenaza en el proceso de integración financiera hasta el punto de que hayan saltado las alarmas más catastrofistas de una hipotética desintegración del euro, obligando a la UE a la creación de un fondo de estabilidad para posibles rescates, que ha sido modificado recientemente mediante la aprobación del Mecanismo Europeo de Estabilidad que sustituirá en 2013 al actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
Si bien es una medida encaminada a devolver la confianza a los mercados, favorecer la estabilidad financiera y evitar nuevas crisis de deuda, habrá que esperar a una nueva actualización del Observatorio para comprobar si dicha iniciativa será suficiente para volver a la senda de la integración financiera.
Joaquín Maudos. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Ivie.