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Si no hay acuerdo se acudirá a un árbitro

Punto y final a la negociación laboral más larga e inviable

Los controladores y AENA apuran las últimas horas para un acuerdo en el convenio antes de acudir al arbitraje.

Hoy a medianoche concluye, con acuerdo o sin él, el proceso de negociación laboral más largo y complejo. AENA y su colectivo de 2.400 controladores, a través de su sindicato USCA, se han comprometido a cerrar la mesa de negociación y a dejar en manos de un árbitro, el ex ministro Manuel Pimentel, la solución de los problemas del convenio colectivo sobre los que, a esa hora, no hayan cerrado un acuerdo.

Atrás quedan 12 años desde que, en 1999, se firmó el anterior convenio de los controladores. Atrás quedan siete años desde que, en 2004, se abrió la mesa de negociación para renovar aquel pacto laboral, una vez que había concluido su periodo de vigencia.

Las partes apuran las últimas horas de discusión con una cierta desesperanza. Por un lado, los principales puntos del convenio ya han sido establecidos por el Ministerio de Fomento mediante las distintas normas legales con las que ha dibujado durante el último año la profunda transformación del modelo aeroportuario español.

Por otro lado, los temas que han quedado sobre la mesa tienen una trascendencia menor. Es posible que el sindicato USCA desee que algunos puntos pasen a ser motivo de arbitraje para evitar la sensación entre sus afiliados de que, después de un año de conflictos que terminó con el plante del 3 de diciembre, todo termine con un apretón de manos.

Esta medianoche, una vez concluido el plazo, Manuel Pimentel conocerá los puntos de desacuerdo y tendrá hasta final de febrero para ejercitar su arbitraje que será de obligado cumplimiento. Entre otros, éstos son los principales temas sobre los que aún han de ponerse de acuerdo AENA y los controladores.

Masa salarial

Fomento ha fijado por ley en 480 millones anuales la masa salarial a repartir entre el colectivo. USCA propone que se distribuya de manera equitativa un denominado complemento de adaptación a la nueva jornada, incluyendo a los controladores en la reserva y en situación de retiro. AENA quiere que los profesionales en activo cobren el 100% de dicho complemento, los que están en la reserva el 50% y los retirados, nada.

Jornada anual

La empresa acepta rebajar la actual de 1.670 horas y propone dividir los centros y torres de control en cuatro tipos. Habrá dependencias de 1.200 horas, de 1.300, 1.400 y de 1.500 horas, de manera que cuando sea necesario que un trabajador aumente el número de horas trabajadas por encima del límite de su departamento, éstas se consideren como normales y no extraordinarias hasta el tope máximo de las 1.760.

Organización del trabajo

La fijación de ciclos de trabajo y de descanso, las vacaciones, la elaboración de los turnos de control y el procedimiento de comunicación de sus jornadas a la plantilla, así como la cobertura de las incidencias, son los aspectos que tienen más papeletas para que Manuel Pimentel tenga que arbitrar un pacto al que las partes no consiguen llegar.

Control operativo

El nombramiento de cargos de responsabilidad operativa como los jefes de sala, jefes de instrucción y jefes de supervisión es tema de litigio. AENA exige mantener la potestad en exclusiva sobre las designaciones. USCA y los controladores reclaman capacidad para influir en estos nombramientos. Los controladores recuerdan que el estatuto de su profesión conforma una parte sustancial del convenio colectivo que ahora se actualiza.

Formación

El acceso a la profesión será libreNuevo escenario: formarse como controlador deja de ser gratis y el colectivo en activo pierde su dominio sobre la formación. El Ministerio de Fomento ha decretado su liberalización y divide la actividad en diferentes titulaciones. Para controlar en una torre será necesario un curso de 22 semanas más un mes de habilitación, mientras que para la actividad de ruta se precisan 37 semanas y tres meses de habilitación.

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