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Columna
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La presión de Berlín sobre Irlanda

La UE y el Fondo Monetario Internacional tienen una tarea muy difícil en la negociación para el rescate financiero de Irlanda, en medio de una intensificación de la crisis política interna. Pero la misión de la UE y el FMI en Dublín también debe hacer frente a un debate interno sobre lo difícil que debe ser esto para los irlandeses. La diferencia de matices salió a la luz durante la crisis griega entre el enfoque del FMI, centrado en el crecimiento, y la postura de la zona euro liderada por Alemania que promueve una estricta disciplina fiscal. La posición de Berlín en la crisis irlandesa ha intensificado estas diferencias.

El impuesto de sociedades de Irlanda se ha convertido en el mayor símbolo de división. El Gobierno irlandés dice que no es un obstáculo para el acuerdo, pero Berlín quiere aún que el gravamen se eleve, porque la medida sería políticamente simbólica y lo ve como una ventaja competitiva injustificada que desvía los ingresos del continente europeo. Otros miembros de la zona euro, en cambio, están más preocupados por las repercusiones políticas a largo plazo si los irlandeses se ven obligados a renunciar a lo que se ha convertido en un símbolo de orgullo nacional.

El temor es que un plan de rescate demasiado duro podría tener consecuencias como la vuelta del resentimiento de los años en que se rechazaba a los americanos y al FMI, y que se apoderó de Corea del Sur tras aceptar un plan financiero austero en 1997. Este riesgo se agrava con la posibilidad de la llegada al poder de un nuevo gobierno en enero. Incluso en el escenario optimista de que el plan de presupuesto sea aprobado por consenso, los líderes de la eurozona quieren evitar hacer frente a una Administración que tendrá la tentación de culpar a su predecesor por las duras condiciones impuestas sobre el país.

Alemania parece poseído por la esquizofrenia financiera, aunque solo sea por su exposición bancaria en ese país que ocupa el segundo lugar después del Reino Unido. Al mismo tiempo, Berlín sigue insistiendo en las duras condiciones presupuestarias. La política tiene mucho que ver con ello. Los rescates de la zona euro no son populares en Alemania y siempre tienen el riesgo de ser rechazados por el Tribunal Constitucional. La postura de Angela Merkel sobre el presupuesto de Irlanda es más dura en Berlín, pero la de banca irlandesa es más suave. En algún momento tendrá que comprometerse.

Pierre Briançon

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