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Columna
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Estabilidad, crecimiento y deflación

Estas últimas semanas la crisis de la deuda soberana ha regresado. Pero, a diferencia de la pasada primavera, los tipos de interés de la deuda española se han mantenido razonablemente, a diferencia de lo que sucede con el resto de países periféricos. Así, en el frente, siempre acuciante, de la financiación de nuestra deuda pública, y privada, parece que hemos entrado en una fase de mayor estabilidad. Ello desplaza el foco de atención desde las urgencias financieras a las necesidades, menos perentorias en el muy corto plazo pero igualmente exigentes, del crecimiento de la actividad. Y en este frente las cosas, aún yendo razonablemente bien, continúan siendo extraordinariamente complejas.

Las previsiones para 2011 apuntan un avance del PIB en el entorno del 0,7%. Lo que estamos viendo en este ámbito va mucho más allá de las dolorosas consecuencias del tránsito desde la fuerte recesión de 2009. Lo que nos está pasando ahora debe contemplarse como el primer síntoma de las consecuencias de un modelo de crecimiento en el que las bases tradicionales de expansión de buena parte de la demanda interna se han resquebrajado.

En la larga etapa de crecimiento anterior, la demanda interna se expandió, inicialmente, por la disponibilidad de crédito a precios insólitamente reducidos. Sobre la base de este aumento de la financiación al sector privado (un incremento en el entorno del 20% anual del crédito en la década que finalizó en 2008) se basó la primera parte de la expansión residencial y del consumo. Y, una vez la máquina en marcha, la necesidad de trabajadores inmigrantes amplió el mercado interno, dando nuevos bríos a la demanda de residencias y consumo, al tiempo que la expansión demográfica y de la actividad generaba un fuerte acicate a la inversión.

Además, los aumentos de recaudación fiscal permitieron una importante expansión del sector público que, por otra parte, se veía constreñido por el choque demográfico en curso. Finalmente, los bajos tipos de interés de buena parte de la década pasada engrasaron esta máquina cuasi perfecta de crecimiento, de forma que nuestra economía, sin ninguna preocupación por el déficit exterior, creció por encima de su potencial, con un sector exterior restando crecimiento sistemáticamente y una continuada pérdida de competitividad.

Estallada la crisis, la fase de expansión ha alterado profundamente esos mecanismos. El sector público hay que olvidarlo por algunos años y, en lugar de añadir demanda, la va a restar. En el ámbito privado, el consumo se va a ver constreñido, tanto por la deuda acumulada, como por el final del boom demográfico y el aumento del paro. De hecho, de las 450.000 familias/año que se generaron en España entre 2001-08 vamos a pasar a escasamente 165.000 en 2011-15 y, en el mercado de trabajo, el lento avance de la ocupación va a frenar la mejora de las expectativas y de la renta disponible. Por lo que se refiere a la inversión en construcción, los excesos cercanos al millón de viviendas pendientes, aunque existen submercados con demanda insatisfecha, van a lastrar la nueva oferta. Y en el ámbito del resto de la formación bruta de capital, unas perspectivas económicas mediocres tampoco constituyen el mejor caldo de cultivo.

¿Qué nos queda? Siempre nos quedará el sector exterior. Y ahí es donde las buenas noticias se han ido acumulando, sugiriendo que el nuevo modelo de crecimiento que se demanda está ya comenzando a operar. Pero no tenemos peseta que devaluar, y las pérdidas de competitividad, acumuladas desde 1995, las vamos a tener que recuperar a través de mejoras en la productividad, por contención (o reducción salarial) o en una combinación de ambos elementos. Porqué lo inevitable, e imprescindible, es reducir el ritmo de progresión de los costes laborales unitarios. No me parece que nuestra sociedad haya, todavía, interiorizado que es en el ámbito externo dónde se encuentra nuestro futuro. A lo dicho. Hay que ser más calvinistas y más alemanes. ¿Seremos capaces?

Josep Oliver Alonso. Catedrático de Economía Aplicada (UAB)

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