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Columna
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Los supervisores contraatacan

Los supervisores globales bancarios no son un grupo veloz: han tardado una década en diseñar y poner en marcha el último conjunto de reglas de capital. Las nuevas normas, conocidas como Basilea III, llegan dos años después del colapso de Lehman Brothers.

El comité de Basilea tiene 27 miembros, por lo que cualquier acuerdo tenía que implicar un compromiso. El primer toma y daca ha sido sobre el capital social de los bancos. Aunque el ratio ha pasado del 2% al 4,5% de los activos, los partidarios de la línea dura hubieran querido un ratio mayor. Los reguladores han introducido también un colchón de protección del 2,5%, que los bancos podrán usar en tiempos difíciles. En la práctica, ninguno querrá. Así que el actual ratio mínimo de capital social -antes conocido como core Tier 1- es ahora del 7%. Es una gran mejora: el Royal Bank of Scotland entró en la crisis con un ratio de sólo el 4%.

El otro compromiso tiene que ver con el tiempo. Japón y Alemania estaban preocupados porque sus bancos pudieran estar en desventaja. Por eso las reglas entrarán en vigor por fases. El colchón de protección no tendrá que estar constituido hasta enero de 2019. Los bancos alemanes no cotizados tienen de plazo hasta 2023 para reponer totalmente sus participaciones sin voto -instrumento de deuda que contabilizaba como core capital-.

Pero es poco probable que los inversores presten mucha atención a este calendario. La mayoría de los bancos tiene ratios de capital por encima del 8%. Uno de los pocos que no lo tiene es Deutsche Bank -desveló una ampliación de capital de 9.800 millones de euros horas antes de que el acuerdo de Basilea fuera anunciado-. Además, las autoridades nacionales tienen derecho a exigir que los bancos mantengan hasta el 2,5% del capital adicional, dependiendo del ciclo económico.

Mayores ratios de capital por si solos no prevendrán otra crisis. Los reguladores deben imponer las estrictas normas de liquidez acordadas e introducir leyes que permitan que incluso los grandes bancos puedan ser reducidos si se meten en problemas. Aún así, Basilea III es un buen comienzo.

Peter Thal Larsen

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