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Tribulaciones de un parado ilustrado

La confianza siempre es rentable

La nueva situación (no) laboral te permite disfrutar de nuevas sensaciones, algunas realmente curiosas. Por ejemplo, la percepción subjetiva del tiempo (matemático), a pesar de que un minuto tiene sesenta segundos para todo el mundo. De toda la vida. Por cierto, excelente el libro El próximo minuto, de Luis Galindo y Mario Kogan (Plataforma), que comentaré en otro post.

O el concepto de paciencia. O, por ejemplo, (re) descubrir que a pocos metros de la sede de la Bolsa de Madrid está el Jardín Botánico, uno de los rincones más recomendables de esta ciudad maravillosa.

Pero no nos desviemos. Ese tiempo (cronos), que ahora abunda, adquiere una nueva dimensión, creando nuevos espacios idóneos para la reflexión y cultivar pensamientos, como flores. Y el pensar nos lleva a hacernos algunas preguntas sobre nuestra situación.

Puedo seguir el método de Descartes, con sus consiguientes reglas (evidencia, análisis, síntesis y enumeración) o simplemente dejarme empapar por un aluvión de preguntas no estructuradas: ¿por qué?, ¿cuáles son las causas reales que han provocado mi salida de la empresa?, ¿en qué he fallado?...

Según los expertos, los factores que suelen influir en la salida de un directivo suelen ser de dos tipos: variables endógenas y exógenas.

Lo cierto es que el directivo tiene más posibilidades de influir sobre las primeras variables (las endógenas)... siempre y cuando todo fluya con naturalidad dentro de la organización, en un clima razonable de confianza.

¿Cuántas veces hemos oído eso de la pérdida de confianza como factor (razón o excusa) que ha provocado la desvinculación de un directivo? ¿Qué es la confianza?, ¿es natural la confianza?

Estas reflexiones me han trasladado en el tiempo a una conferencia titulada Confianza que el filósofo Robert Spaemann impartió en la sede del IESE en Madrid, a la que tuve el privilegio de asistir, gracias a la amable invitación del profesor Luisma Calleja.

Les traslado algunas de las ideas del filósofo alemás, recogidas posteriormente en la Revista Empresa y Humanismo. Lean, lean:

-La confianza es una prestación previa. Quien no se atreve a entregar esta prestación previa se priva a sí mismo de la posibilidad de una relación flexible con otros.

-Si existe desconfianza sistemática, las pérdidas por fricción en las organizaciones empresariales serán considerables.

-La confianza ahorra tiempo y dinero a la empresa. La confianza significa velocidad y, por el contrario, la desconfianza es pérdida de tiempo y trae consigo unos costes.

-La confianza favorece la transmisión de conocimiento. El que teme que otros abusen de su saber, lo guardará para sí mismo. La ciencia y también una empresa viven del espíritu de cooperación, en el que la confianza es el principio clave.

-La confianza ahorra gastos. El que quiera asegurar la disponibilidad de sus colaboradores a través de recompensas o castigos monetarios, tiene que pagar lo que podría conseguir gratis a través de la confianza.

-La confianza vincula a los colaboradores y fomenta la motivación.

-La confianza vuelve exitosa la dirección empresarial. Dirigir significa alcanzar objetivos con la ayuda/cooperación de otras personas, para lo cual resulta imprescindible la confianza.

Lealtad, ahorro de costes, conocimiento, motivación... Vista desde cualquier dimensión, la disposición a la confianza es siempre rentable.

Entonces, ¿por qué la confianza es un valor en vías de extinción en ciertas empresas?, ¿por qué la obsesión por el control prevalece sobre una confianza responsable e inteligente?

Uno tiene la sensación de que los modelos totalitarios (la confianza es buena, el control es mejor, Lenin dixit), apoyados en sistemas de gestión basados en procesos burocráticos, desgraciadamente prevalecen em determindas empresas, limitando cualquier atisbo de creatividad positiva.

Pues no, señores directivos, hay que confiar más, que es muy sano y rentable.

Concluyo este post con una frase pronunciada por Spaemann en aquella memorable y reconfortante conferencia, que grabé en mi memoria como un valioso tesoro: el control sin confianza no es eficaz.

Confiemos en que todo vaya a mejor. Hasta pronto

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