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Finanzas públicas

La crisis acerca a España a los costes financieros europeos

El deterioro de las finanzas públicas causado por la crisis ha llevado a un fuerte aumento de los costes financieros. El servicio de la deuda alcanzará este año el 2,3% del PIB, seis décimas por encima del pasado. España perderá así su posición privilegiada frente a los grandes de Europa en esta materia.

El sector público español está perdiendo a marchas forzadas su tan trabajado desahogo financiero. El histórico deterioro de la situación fiscal, que en sólo dos años pasó de superávit a un déficit de dos dígitos, ha tenido su corolario en un fuerte incremento de la deuda y, por ende, de los costes financieros anejos a la misma. Los cálculos iniciales del Gobierno para este año apuntan a un incremento del servicio de la deuda del 33% respecto al año pasado, hasta situarse en 23.224 millones de euros. Un pronóstico que, muy probablemente, se tornará optimista, pues no tomaba en cuenta las tormentas de los mercados de deuda y el incremento de los diferenciales respecto a los que paga Alemania.

El rápido deterioro de las finanzas públicas supone un cambio drástico respecto al año pasado. Entonces, el servicio de la deuda retiraba de los Presupuestos 17.424 millones, o el 1,7% del PIB, un porcentaje similar al del Reino Unido y claramente inferior al 2,22% que dedicó Francia. Pero los 23.224 millones previstos para este año supondrán el 2,29% del PIB, un salto que lleva a superar a Francia y, de nuevo, queda cerca del Reino Unido. En cuanto a Alemania, adalid del rigor fiscal, el año pasado dedicó al pago de la deuda el 1,58% de su PIB, y el Gobierno de Angela Merkel prevé incluso reducir marginalmente el montante este año.

Interés de mercado

El pago de intereses supone el 6,6% del gasto consolidado, como el de I+D e infraestructuras

La percepción de solvencia que los mercados tienen respecto a Alemania permite al país obtener financiación a precios más bajos que sus socios europeos. El viernes, la rentabilidad exigida en los mercados secundarios por su bono a diez años fue del 2,64%, frente al 4,42% de su equivalente español. Esos niveles, en todo caso, no deben confundirse con el coste financiero medio. Según explicó la semana pasada la vicepresidenta económica, Elena Salgado, este último se limita al 3,57%, muy por debajo del 6,34% de 1998 o del 5,37% de 2002. Y ello, porque el grueso del endeudamiento español se realiza con plazos más cortos que los citados diez años.

El fuerte incremento del servicio de la deuda resiste la comparación histórica gracias a la caída de los tipos de interés: en 1996, cuando España iniciaba su último ciclo alcista, los costes de financiación alcanzaban el 4,6% del PIB. Pero ello no exime de las consecuencias negativas de la escalada: según los presupuestos de este año, el 6,6% del gasto consolidado se destinará al servicio de la deuda, lo que supone un porcentaje similar al de la inversión en infraestructuras e I+D+i.

Amén de no sembrar para el crecimiento futuro, el servicio de la deuda tiene el pero de su no disponibilidad: en tiempos de ajuste como el actual, esa cantidad no puede tocarse, por lo que los recortes afectan al gasto productivo o al social.

Las perspectivas para el medio plazo invitan al pesimismo

La dinámica del endeudamiento público español de los ejercicios más recientes y las expectativas gubernamentales no apuntan a un alivio de los costes financieros a medio plazo. Si la deuda pública suponía en 2008 menos del 40% del PIB, el Programa de Estabilidad remitido por el Gobierno a Bruselas calcula que avanzará este año hasta el 65,9% y llegará al 74,3% en 2012. Eso supondrá prácticamente duplicar el endeudamiento público en términos de PIB en apenas cuatro años. El Ejecutivo espera que el año siguiente comience un tímido descenso (74,1%), aunque algunos organismos privados muestran serias dudas al respecto.El último informe del banco austriaco Erste Group apunta a que la deuda seguirá creciendo toda la década y superará al producto interior bruto desde mediados de la misma. La entidad basa sus cálculos en las perspectivas de crecimiento económico (limitadas) y la propensión demostrada históricamente para recortar el gasto público (también escasa, en el caso español). Con baremos similares, el informe apunta a que el endeudamiento público de Italia, Francia y Alemania comenzará a recortarse dentro de dos o tres años, mientras que, además del español, seguirían creciendo el griego y el portugués.

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