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El iPad en el ojo ajeno

La prensa europea, incluida la española, se ha hecho eco en las últimas semanas de la intención del Parlamento Europeo de comprar un iPad para cada uno de los 736 eurodiputados. Sin duda, los tiempos no son los más adecuados para que una institución pública realice un gasto (en apariencia) superfluo, que puede suponer medio millón de euros para los esquilmados contribuyentes europeos. Pero la factura no termina ahí. Algunos (no todos; repito, no todos) de los escandalizados reportajes también se han hecho con cargo al fecundo presupuesto comunitario.

El motivo es que el Parlamento cuenta con un generoso programa para intentar que los medios de comunicación se interesen por sus actividades. La partida sufraga desde visitas de periodistas a Bruselas o Estrasburgo hasta personal y equipo técnico para las televisiones que deseen grabar entrevistas o reportajes en alguna de las sedes de la Eurocámara. Algunos medios incluso cubren de manera sistemática las sesiones plenarias del Parlamento en Estrasburgo acogiéndose a esas invitaciones, una curiosa práctica que hace unos años llamó la atención del The New York Times.

El Parlamento no impone una línea editorial a los contenidos que se produzcan con su ayuda. Y el plan no supone lucro personal para el periodista, aunque permite a sus empresas ahorrarse un cuantioso estipendio. El programa de visitas tampoco es excepcional. Muchas otras instituciones en todo el mundo, empezando por la Comisión Europea, organizan contactos similares con la prensa.

Pero quizá no estaría de más que en los reportajes audiovisuales se hiciera constar la aportación del Parlamento cuyo despilfarro se critica. Sólo lgunas cadenas lo hacen. En prensa escrita no se suele reconocer esa colaboración, porque los plumillas nos empeñamos en seguir firmando como "enviados especiales" aunque un lobby, una ONG, una compañía o un organismo nos lleve en volandas hasta el lugar de la supuesta noticia. "Traído especial" sería más adecuado.

Foto (con móvil): Estatua de Artemide, símbolo de la fecundidad, en el Museo Archeologico Nazionale de Nápoles (B. dM., agosto 2009).

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