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A fondo

El BCE se limita a seguir el guión previsto

El mercado anhelaba un mensaje de apoyo más contundente.

No pudo ser. El mercado esperaba un mensaje contundente de apoyo por parte del BCE pero recibió más de lo mismo. Opacidad y pocas concesiones a pesar de la escalada de tensión de las últimas semanas.

Tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias pero el BCE se negó ayer a sacar más artillería de la estrictamente necesaria. Reconoció que el mercado interbancario funciona mal y por ello dará toda la liquidez necesaria hasta fin de año en plazos de tres meses. "Hemos decidido adoptar un procedimiento de subasta a tipo fijo con adjudicación plena en las operaciones correspondientes al próximo 28 de julio, 25 de agosto y 29 de septiembre", informó Jean-Claude Trichet en rueda de prensa.

La situación requería alguna medida que garantizara la llegada de liquidez al sistema pues la enorme desconfianza reinante ha provocado que los bancos dejen de prestarse dinero con normalidad. Tanto es así que la cantidad que depositan diariamente en el BCE ha alcanzado niveles nunca vistos. La facilidad de depósito a un día remunera el dinero al 0,25%, muy por debajo del 1% del precio oficial del dinero, pero aún así el miércoles alcanzó récord de 368.978 millones.

El BCE también reconoció que mantendrá su política de recompras de deuda, pero se negó a dar ningún detalle sobre el programa, su duración o el volumen previsto, algo que anhelaba el mercado. Sólo se sabe que hasta la fecha las compras realizadas alcanzan los 40.500 millones de euros, y que el BCE ha ido disminuyendo el ritmo en las últimas semanas.

"El BCE no se anticipa a los problemas. Teníamos expectativas de que sorprendiera. Debería haber sido más transparente sobre la política de compra de bonos. Tenía que haber mandado un mensaje de compromiso. La situación requería algo diferente", explica Virginia Romero, analista de estrategia de Ahorro Corporación. "Tampoco ha aclarado nada sobre las refinanciaciones a un año", añade esta experta.

El próximo uno de julio vence la última línea de liquidez que puso en marcha el BCE durante la crisis. Un vencimiento de nada menos que 442.000 millones. Está por ver por tanto si las operaciones a tres meses que anunció ayer serán suficientes para compensar este drenaje de liquidez que se avecina. La táctica de la barra libre funcionó al inicio de la crisis y parece que Trichet confía en su éxito.

El tiempo dirá, pero entretanto el BCE deja claro que no desea actuar de forma preventiva. "El BCE sigue intentando preservar una flexibilidad máxima y se niega a dar demasiada visibilidad sobre sus propias expectativas de política monetaria y de las operaciones en el contexto de gran incertidumbre", explican desde Barclays Capital.

El grado de tensión reciente requería, en ojos de muchos expertos, mecanismos de emergencia por parte del BCE que contribuyeran a devolver la confianza de forma prolongada.

Los Gobiernos europeos necesitan sanear las cuentas públicas pero las medidas adoptadas encaminadas a lograr este objetivo necesitan tiempo. De ahí que el papel del BCE cobre relevancia. Es clave que transmita tranquilidad durante esos meses, más aún cuando el problema amenaza con agrandarse si el temor a la exposición a la deuda soberana por parte de la banca paraliza el crédito y termina afectando al crecimiento. El BCE se resiste, pero si el mercado se pone caprichoso tendrá que ceder. No le quedará otra que sacar la artillería pesada. Al menos sí ha demostrado otras veces que es capaz de rectificar.

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