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Columna
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Receta para crecer

Brasil está sirviendo un refrescante y potente cóctel económico. El país ha mezclado un crecimiento en el primer trimestre del 9% con tasas de interés casi cuatro puntos porcentuales por encima de la inflación. La política fiscal laxa puede que ya haya ocasionado un recalentamiento de la economía pero por ahora los tipos de interés mantienen los precios bajo control. Europa y EE UU podrían querer saborear un poco de lo que Henrique Meirelles, presidente del Banco Central de Brasil, está vertiendo.

Incluso para los estándares de los mercados emergentes, la recuperación de Brasil de la recesión mundial ha sido robusta. El incremento de los precios de las materias primas han mantenido fuertes las exportaciones. Al mismo tiempo, la demanda interna y la producción manufacturera han crecido rápidamente a pesar de unas tasas de interés muy superiores a la tasa de inflación del 5,2%.

La política monetaria brasileña no es excesivamente contractiva. En los cinco primeros meses del año, la oferta monetaria se incrementó un 13% interanual, muy por encima del crecimiento de la productividad. Sin embargo, los tipos de interés reales positivos han sido una característica perenne de la economía brasileña en los últimos tiempos y han desincentivado el excesivo apalancamiento, reduciendo la dependencia del capital extranjero y permitiendo que la economía crezca rápidamente, sin caer en la crisis.

Brasil merece un examen más detallado. Por lo contrario, la sabiduría occidental cada vez parece más humilde.

M. Hutchinson

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