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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Acotar la especulación al unísono

Alemania ha prohibido las ventas a corto al descubierto de acciones de diez bancos y empresas de servicios financieros de su país, pero también de deuda pública de países de la zona euro y de los seguros de impago de esa deuda, conocidos como CDS (credit default swaps). La medida es un acierto y seguro que contribuirá a frenar a los especuladores más recalcitrantes que están contribuyendo con sus operaciones a encarecer la deuda soberana de varios países de la zona euro, incluido España, y con ello, poner en peligro la posibilidad de financiación de estas economías.

Las operaciones a corto implican que un inversor gana precisamente cuando un activo se deprecia. En consecuencia, cabe pensar que actuará de forma más o menos lícita para conseguir eses objetivo, con el consiguiente quebranto para el activo atacado. Por este motivo, en numerosos países, entre ellos España, se controlan exigiendo información para conocer quién está detrás. Muchas de estas actuaciones atentan contra la economía productiva, al poner en su punto de mira a empresas y Administraciones públicas. Los miembros de la UE, y especialmente los que comparten el euro, deben trabajar coordinadamente para embridar estas operaciones y asegurar que el funcionamiento de los mercados no permite rendijas legales para atacar activos con un afán especulativo a muy corto plazo. Pero si no lo hacen conjuntamente, se deben regular en solitario, incluido el Gobierno español.

Ciertamente, el caso de Alemania es especial, pues las se han prohibido son las operaciones a corto al descubierto; es decir, en las que el especulador negocia con activos que no posee. España, Francia o EE UU tienen prohibidas tales prácticas y Berlín se ha limitado a emularlos. Se cierra con ello una puerta abierta en el mercado alemán que podría haber amparado ataques contra la deuda soberana de la zona euro. Pero no es la única herramienta que utilizan los especuladores.

La UE debe acelerar las reformas de los mercados financieros nacidas en el seno del G-20. A día de hoy apenas se ha conseguido un débil consenso para modificar los hedge funds y el capital riesgo. Quizá tras la decisión de ayer de Merkel se avance en la regulación de las ventas a corto o short selling. Algo que debería tener prioridad, porque en esta larga crisis se han podido comprobar los efectos demoledores que tiene cuando se vuelcan en valores bursátiles, especialmente financieros, pero también sobre deudas soberanas.

La decisión alemana del martes es un buen presagio. No obstante, pone de manifiesto una vez más las debilidades de la zona euro, donde mercados que comparten una moneda toman decisiones de forma unilateral.

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