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Debate abierto. Pacto de Estado de la Educación
Tribuna
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Formación de alto standing

Acuerdo entre partidos. En los próximos días, el debate de la educación tiene que estar concluido con un pacto que consensúe las propuestas de PSOE, PP y el resto de partidos políticos. El 92% de los españoles reclama un acercamiento de posiciones para evitar mayores fracasos escolares

El Pacto de la Educación no es necesario. Es obligatorio. De los casi siete millones de alumnos escolarizados que actualmente cursan la enseñanza obligatoria en España, un 30% abandonará el aula antes de terminarla. Serán jóvenes que con 14, 15 y 16 años hipotecarán su futuro por no haber contado con un sistema o un entorno que les incitase a seguir formándose. La mayoría de este fracaso escolar se encontrará después con más dificultades que el resto a la hora de conseguir un empleo.

Por esta razón, el acuerdo entre los partidos políticos por mejorar la educación resulta en este momento más imprescindible que nunca. Con una tasa de paro que alcanza casi el 19% y llega a 4.326.500 personas, el pacto de la educación debería asumirse no como un reto social sino más bien económico. La cifra más abultada de desempleados (44%) la ostentan los analfabetos, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). El 26% de los parados acabó Primaria, el 17% Secundaria y sólo el 10% de los universitarios finalizó 2009 en paro. Los doctores apenas han entrado en el desempleo (el 3%). El binomio mayor enseñanza, más empleo se cumple, al menos, en estadística. Pero como asegura Ángel Gabilondo, ministro de Educación, para favorecerlo "hay que estimular al alumno, desdramatizar la elección y evitar las opciones irreversibles".

Convertir el último año de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), Cuarto, en un curso orientativo con dos alternativas posibles: una para continuar con el Bachillerato y otra para empezar la Formación Profesional (FP), supone un gran avance. Se cumpliría así con la edad de escolarización obligatoria (16 años), pero con el objetivo de que el alumno sienta curiosidad y no abandone el estudio.

"Hay que estimular al alumno, desdramatizar la elección y evitar las opciones irreversibles"

Se trata de crear vasos comunicantes y evitar departamentos estancos. "De esta forma, que quien se incline por la Formación Profesional pueda llegar también a la Universidad, y quien curse tres años de Derecho no se sienta fracasado por no haber terminado la carrera y complemente sus estudios para tener una profesión", explica Gabilondo.

El acuerdo educativo persigue promover que todas las personas de cero a 18 años -dos años más que la enseñanza obligatoria- estén escolarizadas entre los años 2014 y 2020. Y no necesariamente en "enseñanzas de cuello azul", como así se refiere Gabilondo a la educación superior, sino en profesiones técnicas. Lo importante es "hacer las cosas bien, sea un ingeniero o un carpintero", aclara.

Buscar la excelencia en la educación, dando un papel primordial a la figura del profesor y creando un sistema de financiación estable para dotar de más autonomía a los centros serán logros históricos que se podrán atribuir PP, PSOE y resto de partidos políticos si consiguen acercar posiciones.

El último informe PISA de la OCDE, que evaluó el nivel de los españoles que habían cursado enseñanza obligatoria, nos sacó los colores a todos. No fue culpa de los alumnos, ni del cuerpo docente, ni de los centros ni las familias. Ni siquiera de los partidos políticos. Fue de todos. De un sistema que hay que mejorar para evitar que se repita el bochorno. En 2012, los estudiantes se examinarán de matemáticas y de ciencias en 2015. Si los resultados mejoran quizás se deba al esfuerzo de haber conseguido un pacto.

El 92% de los españoles lo reclama y quienes lo negocian deben escuchar este llamamiento. A estas alturas de la democracia, ninguna universidad española, pública o privada, aparece en el ranking de las 100 primeras del mundo. En cambio, escuelas de negocio como el IESE o el IE figuran entre las más reconocidas a nivel internacional. Algo falla en el sistema.

La Universidad de Barcelona, que ocupa el puesto 174 de las 500 mejores del mundo en el ranking de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China), encabeza el de España. A distancia, le sigue la Universidad Autónoma de Madrid (303) y la Complutense (307). El esfuerzo que están haciendo las universidades españolas es loable, sobre todo por adaptarse a la demanda del tejido empresarial, pero se debe ahondar más en ello, dotarla de recursos económicos, instalaciones y un cuerpo docente competente y motivado.

La creación de los títulos propios universitarios, que no requieren tantos trámites académicos como las carreras o máster oficiales, suponen una buena salida a las demandas empresariales. El vicerrector Manuel Rodríguez, responsable de Títulos Propios de la Universidad Complutense, los avala. "Son títulos que tienen un enfoque profesional y que suelen ser muy demandados porque responden a un entorno económico y social determinado". Lo malo es su coste. En algunos casos llegan a 18.000 euros y, a pesar de ello, existen 5.500 alumnos que hoy en día están matriculados en estos estudios de la Complutense porque saben que esa especialización supondrá un puesto de trabajo.

Pagar para acceder a un mercado laboral. Esa parece ser la tónica actual que el Pacto de la Educación en España pretende evitar. Igualdad de oportunidades para todos, algo que ha caracterizado la enseñanza española en los últimos 25 años. Si uno se detiene a analizar la propuesta del Partido Popular y la del Gobierno, se observa que coinciden en más asuntos de los que les separan. El Estatuto del Docente que incluye el pacto acoge la propuesta del PP y de Esperanza Aguirre de dotar al profesor de cierta autoridad. La reducción a 15 años de la Enseñanza Secundaria Obligatoria con el objetivo de cursar a los 16 años un curso de orientación también surgió a iniciativa de la oposición.

Queda el escollo de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía o la Religión, pero se trata de algo tan pequeño con respecto a la propuesta general que sería casi una irresponsabilidad romper un pacto por una única materia, que aunque vinculada a nuestra cultura y moralidad, no convierte a los españoles más competitivos. Quizás el asunto de las lenguas en las comunidades autónomas donde coexisten dos idiomas oficiales sea más espinoso, pero el ministro se ha comprometido a que "la educación sea un asunto de Estado, eso sí, del Estado de las Autonomías".

Dominar el castellano no debe estar reñido con aprender otras lenguas. Cuanto más bilingües o trilingües seamos los españoles, mucho mejor para la movilidad. El Gobierno cree que el pacto debe cerrarse ya. "A final de este mes debemos tener un texto articulado y elaborado que tenga los consensos suficientes" agregó recientemente el titular de Educación. El fracaso escolar de hoy, puede ser el paro de mañana. Responsables somos todos.

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