Mejor del grifo, gracias
Canadá, Italia, Francia y Australia promueven una alternativa al agua embotellada.
Francia es el único país vecino donde pedir una jarra de agua del grifo en un restaurante aún no llama la atención. En Italia, España o Portugal, el camarero o camarera informará al cliente con tono aséptico: "Sólo servimos agua embotellada".
La cultura creada de beber agua mineral no se limita a la restauración. La botella de agua salió a la calle y conquistó los países industrializados hace una década. Antes ya existía, pero en los últimos diez años ha vivido un incremento exponencial de su consumo. Nada menos que un 12%, según un estudio sobre la economía azul realizado por el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (UNEP, por sus siglas en inglés).
Este millonario negocio, controlado por las mayores multinacionales agroalimentarias del mundo, genera un volumen de ventas de 22.000 millones de dólares (14.528 millones de euros), según el mismo informe.
En España, el sector registra un crecimiento anual constante. En 2007, la producción española de aguas minerales alcanzó 5.637 millones de litros, según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebidas Envasadas (Anebae).
Pese a que podría parecer un bien instalado en el mercado, cada vez más voces se rebelan contra la botella de agua. "Hace una década, el concepto de agua embotellada era una novedad. Ahora parece una necesidad. Las fuentes han desaparecido y el agua en botella se ha colado en nuestros colegios, empleos y ayuntamientos", reza la declaración de principios del Día sin Agua Embotellada, que Canadá celebró el pasado 11 de marzo y al que se sumaron universidades, más de 70 ayuntamientos y colegios de este país.
La iniciativa canadiense, con el lema "¡Deshazte de la botella de agua y abre el grifo!", también quiere ser una protesta contra el creciente control del agua por parte de las empresas y contra la pretendida mejor calidad del agua embotellada respecto a la que sale del grifo.
Pese a que la publicidad del agua mineral difunde la idea de que se trata de un producto "natural", con "efectos saludables" y "minerales esenciales", ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconocen pautas que marquen concentraciones mínimas recomendadas de minerales.
Para el suizo Jacques Neirynck, autor de Escándalos del agua embotellada, "no existe ninguna diferencia de calidad entre el agua embotella y la del grifo, pero la publicidad sobre sus beneficios funciona muy bien", explica en una reciente entrevista en el semanario francés L'Express.
Australia fue el primer país en vetar la comercialización de agua embotellada, en julio de 2009. La pequeña ciudad australiana de Bundanoon, en el estado de Nueva Gales del Sur, votó la medida a mano alzada entre sus vecinos, por 350 votos a favor y 2 en contra. La medida, recogida en la prensa australiana, se llevó a cabo por el impacto del plástico de las botellas en el medio ambiente. Toronto había tomado la misma medida en 2008.
En Italia, varias ciudades, entre ellas Venecia, también se han sumado al boicot al agua embotellada y reclaman los beneficios del agua del grifo, unas 1.000 veces más barata que el agua en botella.
La revista italiana Altreconomia lanzó hace dos años una campaña para promover el consumo del agua del grifo en los restaurantes. Los lectores pueden consultar en su página web un mapa del país con la dirección de aquellos establecimientos que no niegan el agua del grifo a sus clientes. Algunos de ellos incluso han pegado en sus escaparates la pegatina "se sirven jarras de agua".
Las cifras
14.528 millones de euros es el volumen de ventas mundiales del sector del agua mineral.5.637 millones de litros de agua embotellada se consumieron en España en 2007.1.000 veces más cuesta el agua en botella respecto al agua del grifo.350 votos contra 2 sirvieron para vetar el agua embotellada en una ciudad de Australia en 2009.
De moda por ser más cómoda
Según las estimaciones de la organización World Watch Institute, el agua embotellada se consume más en aquellos países que disfrutan de recursos hídricos de mejor calidad. La paradoja se explica porque "el consumidor elige beber agua en botella por su sabor y porque es más cómodo", explica este organismo en un informe. Sin embargo, añade, "los países pobres, con sistemas deficitarios de aprovisionamiento de agua, no pueden permitírsela".El consumo en los países industrializados se ha duplicado entre 1997 y 2005 y sus previsiones son al alza.