La opción 'high yield'
Es de todos conocido las dificultades de las empresas para poder acceder a financiación bancaria. El excesivo endeudamiento, la incertidumbre sobre la duración del actual periodo de contracción económica, el endurecimiento de los criterios de los comités de riesgo, así como la perspectiva de la imposición de unos requisitos de capital más estrictos (Basilea III), han llevado a las entidades financieras a reducir considerablemente el crédito disponible y a imponer condiciones legales o financieras más exigentes. Así, durante el segundo semestre de 2009, el 25% de las solicitudes de financiación bancaria formuladas por pymes españolas fueron rechazadas, el porcentaje más elevado de la zona euro.
Esta situación -prácticamente desconocida en la economía española, caracterizada por un cuasi monopolio de la financiación bancaria en detrimento de la procedente de los mercados de capitales nacionales o internacionales- ha determinado la búsqueda por parte de las empresas de vías de financiación alternativa. Las colocaciones en Bolsa (Amadeus), la titulización de activos (Tavex), la venta de activos no estratégicos (Gamesa) o la emisión de bonos corporativos (Telefónica) son algunos ejemplos.
Resulta significativo el crecimiento de las emisiones de bonos de alto rendimiento (high yield en su traducción inglesa) que en el pasado ejercicio totalizaron, solamente en Europa, 42.000 millones de dólares, tras un 2008 auténticamente decepcionante. Nos estamos refiriendo a aquellos bonos que reciben un rating inferior al grado de inversión inferior a Baa3 (Moody's) o BBB (Standard & Poor's).
La reducción del crédito explica el crecimiento exponencial de las emisiones de estos bonos, pero probablemente no son las únicas razones. El aplazamiento del repago del principal hasta el vencimiento, la ausencia de obligaciones de mantenimiento de ratios financieros susceptibles de desencadenar un incumplimiento sobrevenido por parte del deudor -y la posible resolución anticipada de la financiación-, así como la imposición al deudor de obligaciones que le otorgan un mayor margen de maniobra son, sin duda, razones adicionales que justifican el interés por estas emisiones de bonos de alto rendimiento.
En los próximos meses se sucederán vencimientos de importantes financiaciones otorgadas en los años de bonanza crediticia, el mercado de adquisiciones -industriales o financieras- se reactivará progresivamente al tiempo que nuestras empresas necesitarán alternativas a la financiación bancaria para continuar su desarrollo. La emisión de bonos high yield gana adeptos en nuestro país.
Juan Manuel de Remedios / Yoko Takagi. Socio y abogada de Latham & Watkins