Lo difícil es acertar con los tiempos
En estos días en los que cada cual lleva bajo el brazo una solución a la crisis, lo único que cabe sacar en claro de la situación actual es que la salida va a llevar tiempo y esfuerzo. Cada vez cobra más peso la idea de que quedan años por delante de crecimiento anémico para los países desarrollados, que tendrán que ir purgando los excesos de gasto público. Pero de ahí a que de un día para otro la deuda soberana de mejor calidad crediticia se convierta en high yield hay un trecho. Llevando el caso al extremo, el mercado ha provocado situaciones grotescas como que la prima de riesgo de algunos países haya llegado a ser superior a la de muchas empresas.
Según el profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, otro de los gurús que vaticinó en su día la crisis bancaria estadounidense, la burbuja de la deuda pública provocará el impago de deuda en varios países. Dice este experto que los impagos soberanos son frecuentes después de las crisis bancarias.
Rogoff no da nombres, afortunadamente, y se puede estar más o menos de acuerdo con él. O no estarlo en absoluto. Cada cual que eche sus cuentas. El problema, según el profesor de Harvard, es que los bancos centrales van a retirar los estímulos antes que los Gobiernos, y en el momento en que suban los tipos, con la deuda soberana aún disparada, las primas de riesgo se subirán en una suerte de onda expansiva que afectará a los mercados financieros. Y eso, afirma, obligará finalmente a los Gobiernos a subir los impuestos y controlar el gasto debido al encarecimiento de la financiación en los mercados de capitales.
La solución de este experto es justo la contraria: retirar antes los estímulos fiscales que los monetarios, aun a costa de sufrir algo de inflación, de cara a reducir el déficit.
Como siempre desde que estalló la crisis, el problema es acertar con los tiempos, porque siempre se corre el riesgo de quedarse corto o pasarse de frenada. mrodriguez@cincodias.es