Con esfuerzo y formación se puede salir adelante
El profesor Santiago Álvarez de Mon publica la obra 'Con ganas, ganas'.
A Santiago Álvarez de Mon le gusta hablar desde el corazón, desde los sentimientos. Es de los que aplica el sentido común y juega con la sencillez en todos los terrenos en los que se mueve. Acaba de publicar un nuevo libro, Con ganas, ganas (Plataforma Editorial), una reflexión sobre la fusión que surge entre el trabajo y el esfuerzo. Según se advierte en la reseña del libro, el texto rastrea en las claves del éxito, tanto personal como profesional, pero no ofrece fórmulas simples, aunque apunta un ingrediente clave para conseguir el éxito: la pasión.
Para lograr tal cometido, el profesor del IESE, quien asegura que para él escribir es vaciarse entero -en esta ocasión aprovecha su condición de profesor visitante en Harvard durante el mes de julio-, propone una educación exigente y entusiasta, a la vez que solicita restaurar la cultura del esfuerzo y la disciplina. Precisamente, ahonda en este tema con la ayuda de Valentín Fuster, director del Centro Cardiovascular en el Hospital Monte Sinaí (Nueva York), quien le ratifica el déficit de exigencia y rigurosidad detectado. "Veo la juventud de España con preocupación. Es el resultado de una economía que ha avanzado muy deprisa, de una cultura muy consumista", le confía el doctor. Y aunque no se puede generalizar, tanto Fuster como Álvarez de Mon coinciden en que existe "una creciente pasividad, una especie de escepticismo". Porque, siguiendo el dictado de otra doctora, Carol Dweck, según relata en su libro Mindset, the New Psycology of Success, "el mejor regalo que le pueden hacer los padres a sus hijos es una educación que ame los retos, que se deje intrigar por los errores, que disfrute el esfuerzo, que persevere en el aprendizaje y que no les haga esclavos del reconocimiento".
Otro capítulo al que el docente le presta atención es a las posibilidades y al talento del ser humano, donde juega un papel importante la figura del maestro o mentor. Es en la figura del profesor donde recae una buena parte del futuro de un profesional. Por ejemplo, Paul McCartney no guarda buen recuerdo de su paso por el colegio, nadie percibió durante su etapa escolar su talento para la música. Con demasiada frecuencia, apunta Álvarez de Mon, la educación sólo sirve para ingresar en un club donde muchos miembros se limitan a acomodarse en los asientos previamente asignados a ellos. Por tanto, no se debe hablar de talento sin mencionar a aquellas personas que favorecen y permiten el proceso gradual de identificarlo, animarlo, facilitarlo y tensarlo al límite.
La inteligencia también juega un papel importante. Es el elemento natural de trabajo, como también lo es el compromiso, un valor en franca retirada, según el autor.
Perseverar es otro concepto que hay que tener a mano. Nada se consigue si no se pone empeño, siempre y cuando estén guiados por la inteligencia y la humildad. Todo ello confluye en el arte de vivir, en la aventura de ser persona. Y citando un ensayo de Miguel de Unamuno, Adentro, rememora los consejos a un joven discípulo apremiándole a ser él mismo, a indagarse y crecer desde la fuente pura de su verdadera identidad. "No te creas más ni menos ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia pon tu principal empeño".
El único poder en el que cree Álvarez de Mon es en la persona, en su chispa, voluntad e ingenio. El libro defiende la responsabilidad del individuo que se ha de enfrentar a sus propios dilemas y elegir qué actitud tomar ante la vida.