"Los clientes han crecido un 20%, pero hay más dificultades de pago"
Una gran balanza portuguesa y un cuadro de San Luis Beltrán preside el bufete que Luis Zarraluqui, presidente de Zarraluqui Abogados de Familia, y sus dos hijos, Luis y Elena- director y socia, respectivamente- capitanean en el Paseo Pintor Rosales 82, en Madrid. No en vano llevan el derecho en la sangre -el bufete fue fundado en 1926 por el padre de Luis Zarraluqui- y los Luises de la familia celebran su onomástica el 8 de octubre. Con un fino sentido del humor que salpica toda la conversación, padre e hijos hacen notar que a la gran balanza le faltan varias pesas en el pie. "Me he preguntado varias veces para qué puede querer la gente llevarse una pesa cuando viene aquí, pero lo cierto es que cada vez que me fijo hay menos", comenta entre risas el presidente del bufete de familia más grande de España.
Primera pregunta obligada. ¿Cómo están viviendo la crisis?
Luis Zarraluqui Sánchez-Eznarriaga. No la hemos notado en la cantidad de trabajo. Con crisis o sin ella, la gente sigue teniendo los mismos problemas familiares, se siguen casando, hacen testamento, se siguen divorciando. Lo que sí es cierto es que los problemas económicos afectan a la paz de los hogares. Estamos viendo también más incumplimientos debido a la crisis, más gente que ha dejado de pagar o de actualizar sus pensiones. Por otra parte, también hay más dificultades de pago por parte de algunos clientes, hay gente en situaciones complicadas y eso, lógicamente, se nota.
Luis Zarraluqui Navarro. De hecho, hemos incrementado casi un 20% el número de nuevos clientes, aunque es cierto que ahora hay dificultades de pago en algunos casos, a los que hay que buscar fórmulas flexibles de pago. Pero yo quiero señalar que lo que ha hecho esta crisis es sacar a la luz los grandes defectos de nuestra legislación, unos defectos que en épocas de bonanza no eran tan evidentes. ¿Un ejemplo? La vivienda. El 90% de los asuntos de familia ahora no acaban donde acababan antes, porque las parejas llegan al acuerdo de vender su casa, pero las casas no se venden.
La crisis ha puesto en cuestión el modelo de facturación por horas en los despachos. ¿Cómo factura Zarraluqui?
L. Z. S.-E. No facturamos por horas más que en alguna ocasión a clientes extranjeros que están acostumbrados a ese sistema. Lo que sí procuramos es hacer algo que cuando yo empecé era impensable, pero que hoy en día se va haciendo normal: un presupuesto para que el cliente sepa lo que le va a costar.
¿Hay mucha presión a la baja de los clientes al negociar presupuestos?
L. Z. N. Antes de nada hay que decir que nosotros somos una rara avis. Somos un bufete con un tamaño, una organización y unos medios que no existen en nuestro sector, en el que la gran mayoría de los despachos tienen un solo abogado o tres o cuatro, como mucho. Tenemos fama de ser caros, pero no creo que lo seamos. Al final no se trata de ser caro o barato, sino de hacer las cosas bien, porque al cliente lo bien hecho le resulta barato. Dentro del derecho de familia jugamos en una liga distinta (aunque no es la primera vez que vemos minutas de abogados que duplican las nuestras) y el cliente que viene aquí lo sabe. En ese sentido, no solemos negociar presupuestos. Hay otros bufetes donde eso está ocurriendo, pero son áreas donde hay más competencia.
Lo cierto es que un bufete de familia con 17 abogados y tres oficinas es una excepción en el mercado.
L. Z. N. Absolutamente. De todos los despachos que dicen que hacen derecho de familia, no me gustaría exagerar, pero creo que no debe haber ninguno que haga solamente familia. Casi todos hacen familia y algo más. Por otra parte, la asociación de abogados de familia es la más numerosa de España, duplica a la segunda, que es de fiscalistas. Cualquier abogado hace familia en España con la idea, equivocadísima, de que esto es muy fácil, y es un error. Muchos de los asuntos que llevamos son de venia, de clientes que quieren cambiar de abogado porque no están contentos.
L. Z. S.-E. Es que el derecho de familia en los últimos 30 años ha ganado muchísimo en complejidad. Hoy hay muchas personas con una vida económica importante, con sociedades unipersonales, con implicaciones fiscales, y todo eso complica la ruptura. Al mismo tiempo la legislación resulta cada vez más insuficiente, sobre todo cuando a veces las personas han ido creando entramados defensivos en previsión de lo que pueda ocurrir en el futuro con su patrimonio. Nosotros siempre hemos creído que es importante para la profesión que la gente tenga una buena preparación -yo personalmente llevo muchos años involucrado en la enseñanza- y en ese sentido hemos liderado varias iniciativas, como nuestro programa de formación ZAF, por el que pasan todos los años un grupo de alumnos.
Hablemos de los jueces. ¿Cómo funciona la justicia en los asuntos de familia?
L. Z. S.-E. Yo he dicho siempre que la función de los jueces en una sociedad como la nuestra es crucial, tienen unas funciones y unos poderes tremendos. Un juez te puede quitar tu casa, tu libertad, puede quitarte a tus hijos, puede mandarte a la cárcel. Y la sociedad no ha creado los medios de selección ni el estímulo económico suficiente para compensar esa función y lograr que sea excelente. Si no buscamos nada más que jueces vocacionales, los encontraremos, pero no muchos. De las promociones que salen de las universidades sabemos que los mejores van a funciones como registros o notarías. ¿Por qué? Porque tienen una compensación económica brillante que los jueces no tienen. Y eso les sirve de coartada. Cuando hay ineficiencias, siempre se justifica en que cobran poco.
L. Z. N. Lo cierto es que cualquier problema que tengas en la vida al final vas a acabar en manos de los jueces. Ha habido veces en que los abogados de familia se han unido para intentar hacer alguna actuación en algún juzgado, por retrasos inaceptables, por esa percepción de que el tiempo de los abogados no vale nada, pero no se ha continuado. ¿Por que? Porque al final a quien representa el abogado es al cliente y, en ese sentido, sabe que al día siguiente volverá a estar ante ese juez.
Con un hijo que dirige el bufete y una hija socia, ¿Luis Zarraluqui da muchos consejos?
L. Z. S.-E. A mí me parece que doy pocos consejos, hay un dicho por ahí: no me dé usted consejos, sé equivocarme solo. Lo que sí creo que tenemos es una comunicación permanente, no sólo familiar, sino también profesional. Siempre he pensado que una de las grandes ventajas de trabajar en equipo es eso, la posibilidad de pensar con otro, el no pensar solo. Claro está que para eso hace falta tener unos esquemas comunes. Y si además de tenerlos, se cuenta con una relación paterno-filial, es más fácil. Nosotros nos entendemos en dos minutos. Nos pasamos la vida hablando de los asuntos, pero no sólo consultan mi hijos conmigo, también yo lo hago con ellos.
Luis Zarraluqui Sánchez-Eznarriaga. Presidente de Zarraluqui abogados
Luis Zarraluqui Navarro. Socio director
Elena Zarraluqui Navarro. Socia