La estabilidad regresa a la banca británica, según el Banco de Inglaterra
El sistema financiero británico ha vuelto a la estabilidad más de un año después de la crisis que lo puso al borde del colapso total, según el informe semestral de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra difundido hoy.
La banca ha alcanzado una situación "significativamente más estable en los últimos seis meses", dice el informe, gracias a los esfuerzos para respaldar el sistema, como la emisión de dinero nuevo y el mantenimiento de las tasas de interés en el 0,5%.
El Banco de Inglaterra ha invertido 200.000 millones de libras (224.800 euros o 323.000 dólares) para comprar activos de los bancos y de otras compañías, con el objetivo de impulsar el crédito en el sector bancario y en el conjunto de la economía.
Sin embargo, advirtió el Banco de Inglaterra, los bancos comerciales todavía tienen que hacer más para consolidar su estabilidad a largo plazo, pese a que en el último año hayan vuelto a la senda de los beneficios y a atraer capital externo, lo que reduce su dependencia del endeudamiento a corto plazo.
Aún así, las entidades todavía necesitarán tiempo para recuperarse de la crisis del conjunto del sistema y, mientras tanto, "seguirán siendo vulnerables al riesgo de una recuperación económica menor de lo esperado", se señaló en el informe.
Los bancos tendrán problemas para hacer frente al impacto de la retirada del apoyo público, sobre todo porque afrontan otros riesgos como las dudas que hay sobre la deuda británica "dada la debilidad económica y la ausencia de planes de consolidación fiscal creíbles".
La economía sigue en recesión
La economía británica sigue en recesión y en 2009 acumulará un retroceso del 4,75%, según las últimas previsiones del Gobierno.
El banco emisor británico indicó que el origen de la crisis en el sistema financiero en el último año fue "la toma de decisiones excesivamente arriesgadas en el momento álgido del ciclo crediticio y la insuficiente capacidad de respuesta a la consiguiente caída".
Por ello, el banco emisor abogó por medidas reguladoras más duras si se quieren evitar en el futuro situaciones similares.
Esta toma de posición del Banco de Inglaterra apoya el contenido de la Ley de Servicios Financieros que está debatiendo actualmente el Parlamento británico, que otorga a la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) mayores poderes para controlar a los bancos.
Si la ley se aprueba, la FSA podrá limitar las primas que reciben los directivos del sector y cancelar los incentivos salariales que estén vinculados a decisiones excesivamente arriesgadas.
La ley también exigirá a los principales bancos y a otras importantes firmas financieras aumentar sus reservas de capital y crear un fondo de reserva para hacer frente a eventuales pérdidas futuras y evitar que sea el Estado el que salga al rescate.
El banco emisor explicó en su informe que los contribuyentes se hubieran ahorrado el multimillonario plan de rescate del sector bancario si los bancos hubieran recortado en un 20% los pagos y dividendos durante los años de la bonanza, creando con ello un fondo de contingencia ante posibles episodios de crisis.
Entre 2000 y 2008, ese recorte hubiera permitido generar 75.000 millones de libras, por encima de los 66.000 millones de libras que el Estado destinó a evitar el derrumbe de los bancos.