La historia interminable de las burbujas financieras
De la Dehesa indaga en los orígenes y los remedios de la "Gran Recesión".
He logrado predecir el movimiento de los astros pero no la locura de las masas", se lamentó Isaac Newton tras perder gran parte de su patrimonio en una burbuja formada en torno al comercio con esclavos a comienzos del siglo XVII. La anécdota del eminente físico es sólo una de las demostraciones de que, después de 800 años de crisis financieras documentadas, los seres humanos parecen condenados a repetir sus errores. Así lo plantea en su nuevo libro Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research y uno de los más reputados economistas españoles.
Su obra, La primera gran crisis financiera del siglo XXI (Alianza, 583 páginas), supone una profunda indagación en los orígenes y detonantes de la "Gran Recesión", como la denomina el autor, así como un detallado análisis de las posibles actuaciones que acometer para salir de ella y, sobre todo, para evitar que se repita. El libro, exhaustivamente documentado, repasa la crisis desde una óptica económica, política, financiera y psicológica, pasándola por la matriz de los grandes teóricos presentes y pasados, desde John Maynard Keynes a Paul Krugman.
De la Dehesa no duda en señalar a los culpables de la situación, sin excluir a ninguno. Cita la fallida política monetaria que adoptó la Reserva Federal para tratar de capear la explosión de la burbuja de las puntocom, la ingeniería financiera de la banca con sus nuevos paquetes hipotecarios, la escasa efectividad de las agencias de rating en un mundo interconectado y el exceso de confianza que los Gobiernos depositaron en el negocio inmobiliario, pero tampoco se olvida de los propios ciudadanos y sus devaneos con un crédito fácil y barato.
Factores todos, sin embargo, que pese a los matices históricos, suponen para De la Dehesa los ingredientes clásicos de "la historia interminable" de las crisis. La gran crítica del que fuera secretario de Estado de Economía con Carlos Solchaga es que una vez superada la actual, alguien dirá lo de siempre: "Esta vez será diferente". Y todo comenzará de nuevo. Por eso, el madrileño insiste en la necesidad de impulsar reformas de calado a todos los niveles. "La autorregulación de los mercados financieros significa la ausencia de regulación", sostiene. Por ello, insta a incrementar el porcentaje de reservas obligatorias que se imponen a la banca, a aumentar la supervisión, y a reflexionar sobre el papel de las agencias de calificación de riesgo.
El libro, que pese a la aspereza técnica de algunos apartados resulta altamente didáctico y divulgativo, dedica el último capítulo a las particularidades de la crisis española. En él alaba la fortaleza que el Banco de España ha impreso en el sistema financiero patrio, y carga contra una cultura económica basada en el brick versus brain (ladrillos contra cerebros). En su opinión, el país debe reinvertarse, empezando por pactar una reforma educativa que mejore la formación profesional y favorezca la I+D. La prioridad, sin embargo, sería flexibilizar la negociación colectiva, ligando los convenios a la productividad, y modificando el mercado laboral.
Cómo hacer reformas sin perder las elecciones
"Los políticos son conscientes de la necesidad de hacer reformas estructurales (...), sin embargo, temen perder las próximas elecciones", expone en su obra Guillermo de la Dehesa. Convencido de la necesidad de transformar el mercado laboral español siguiendo la propuesta del conocido manifiesto de los 100 economistas (crear un único contrato cuya indemnización por despido crecería progresivamente hasta los 36 días), el autor intenta convencer al Gobierno de que "sus temores son infundados". Se puede resultar reelegido apostando por reformas de calado aunque, defiende, "hace falta mucha valentía" porque "son temporalmente caras" y "suele haber perdedores a corto plazo". De la Dehesa aconseja al Ejecutivo que busque consenso y se sirva del respaldo de los organismos internacionales. "Debe ser lo suficientemente persuasivo como para saber vender las reformas políticamente y si fuera necesario, comprarlas, dejando claro que se van a poner medios y recursos para que no haya perdedores netos", expone en el capítulo dedicado a España.