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La apuesta por la internacionalización

La banca española aprovecha la crisis para crecer fuera

Santander, BBVA y Sabadell han salvado a varias entidades financieras en apuros. Estos grupos están decididos a crear franquicias de peso en Reino Unido y EE UU.

La banca española aprovecha para comprar en EE UU y Reino Unido.
La banca española aprovecha para comprar en EE UU y Reino Unido.CincoDías.com

Convertir una crisis en una oportunidad es una de esas frases que se repite como un mantra en todas las escuelas de negocios del planeta. La banca española ha logrado trasformar esta lógica aspiración en una realidad. A lo largo de las turbulencias financieras, Santander y BBVA han aprovechado las dificultades de otras entidades de crédito para reforzar su presencia en países donde tienen una gran proyección como Reino Unido y Estados Unidos. Sabadell también ha consolidado su franquicia en Florida.

El primero en mover ficha, como casi siempre, fue Santander. Cuando la crisis azotó las costas británicas, ya hacía cuatro años desde que el grupo presidido por Emilio Botín se había instalado en Reino Unido a través de la compra de la hipotecaria Abbey. Esta filial, plenamente integrada y saneada, se ha convertido en una plataforma excepcional para que el banco español pescara en las revueltas aguas de las finanzas inglesas.

El primer pez no tardó en picar. El 13 de julio de 2008 la firma llegó a un acuerdo para adquirir Alliance & Leicester (A&L), la sexta entidad financiera del país y seriamente afectada por problemas de liquidez y solvencia. El acuerdo contemplaba el pago de 1.575 millones de euros a sus accionistas y el desembolso de otros 1.600 millones para recapitalizar la institución. El propio Ministerio de Economía pidió a Santander que pujara por el grupo.

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Dos meses más tarde, el grupo español subió su apuesta británica con la adquisición de los depósitos y las sucursales de Bradford & Bingley (B&B). Supuso una inversión de otros 772 millones de euros.

Ambas filiales, A&B y B&B, se están integrando en Abbey que, por su cuenta, ha aprovechado las graves dificultades de sus rivales británicos para ganar cuota de mercado en el segmento de clientes minoristas.

Ya en el segundo trimestre de 2008, Santander comenzó a comprar gangas de algunos de sus rivales más debilitados. Entre abril y mayo se hizo con varias financieras europeas pertenecientes a Royal Bank of Scotland (RBS) y a General Electric (GE) con un volumen crediticio total de 11.200 millones de euros.

Estos movimientos, unidos a la compra a precio de saldo del 75% que aún no controlaba del estadounidense Sovereign Bank en octubre de 2008, así como la integración del brasileño Banco Real, han permitido a Santander apuntalar las franquicias más prometedoras del grupo, a pesar de transitar por la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Según cálculos de la propia entidad, estas operaciones reportarán sinergias por un total de 1.700 millones de euros.

Con todos estos movimientos, Santander se ha convertido en el grupo que tiene la mayor red de sucursales de todo el mundo: 14.000 oficinas a lo largo de más de 15 países. Santander también ha aprovechado la salida de BNP Paribas de la banca minorista en Argentina para adquirir su cartera en este país, que incluye 30.000 clientes particulares y de 900 empresas y 17 sucursales, y suma préstamos por unos 256millones de pesos (67,3 millones de dólares) y depósitos por 484millones de pesos (127,3 millones de dólares).

El segundo banco español también ha aprovechado las turbulencias para ganar tamaño en EE UU, su principal apuesta internacional. Tras una gestión personal del presidente de BBVA, Francisco González, ante su homóloga en el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de ese país, Sheila Bair, este organismo ha optado por venderle uno de los principales bancos texanos: Guaranty Financial.

Texas, en el punto de mira La nueva franquicia, que tiene 12.000 millones de dólares en activos y cuenta con 164 oficinas en Texas y California, encaja a la perfección con la actual presencia de la entidad en el sur de EE UU. Con este movimiento, la marca BBVA Compass se convierte en el cuarto banco texano, tras aumentar su potencial un 22%. Su implantación previa en la zona ha sido clave para que la puja del grupo español saliera victoriosa, así como el hecho de que otras instituciones crediticias interesadas (como Citigroup o Bank of America) tuvieran las manos atadas tras recibir ayudas públicas.

La otra gran apuesta de BBVA por la internacionalización es Asia. La entidad es socia de Citic, uno de los principales bancos chinos. Además de controlar el 10% de su capital, los dos grupos han alcanzado acuerdos para desarrollar negocios conjuntos en financiación de automóviles y banca privada.

La banca mediana española también ha invertido en EE UU. Su punto de desembarco ha sido Florida. En mayo de 2007, Sabadell realizó la primera transacción en la región. Compró Transatlantic por 175 millones de dólares. Y en julio pasado adquirió United Mellon por otros 145 millones, con lo que ya cuenta con 22 oficinas y 400 empleados allí. Popular también ha puesto un pie en Florida, con Total Bank por 300 millones de dólares.

Entre los grandes gigantes internacionales son pocos los que han aumentado su presencia fuera de sus fronteras en los últimos años. Citigroup, Bank of America, Royal Bank of Scotland o HSBC, se han visto obligados a vender algunos de sus activos. Al margen de la compra de varias divisiones de Fortis por BNP Paribas, tan sólo la banca canadiense y la australiana han logrado seguir el ritmo de la española.

El incipiente salto exterior al exterior de las cajas

Aunque en otra división, las cajas de ahorros también han iniciado su internacionalización desde 2007. Estas entidades, que hasta hace 20 años ni siquiera podían abrir oficinas fuera de su provincia original, han comenzado a extender su influencia más allá de las fronteras españolas. La mayor inversión la realizó La Caixa, en mitad de la crisis económica (mayo de 2008), con la compra del 20% del grupo financiero mexicano Inbursa por 1.500 millones de euros. El viernes, además, anunció que había aumentado un 2,8% su participación a través de Criteria en el austriaco Erste Bank, con lo que ya controla el 7,85%.La otra gran apuesta de una entidad de ahorro en el extranjero ha sido la de Caja Madrid, quien desembolsó 620 millones de euros por Citi National Bank, una entidad que al igual que las filiales norteamericanas de Sabadell y Popular tiene sede en Florida. Otra cajas de menor tamaño también han dado sus primeros pasos en el exterior: Caja Mediterráneo (CAM) compró en 2009 una financiera en México y Caja Navarra tomó en 2007 el 30% de una cooperativa de crédito en Hungría.

Operaciones truncadas, proyectos inconclusos y carambolas millonarias

Las expediciones de la banca española no han sido todas un paseo triunfal. Las entidades nacionales también han cosechado un rosario de fracasos y frustraciones.Quizá, el caso más notorio fue el fallido desembarco de BBVA en Italia. La entidad que preside Francisco González se propuso en marzo de 2005 hacerse con el control de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL). El grupo español poseía el 14,75% de la sexta entidad transalpina, pero el turbio corporativismo de aquel país dio al traste con sus aspiraciones. La pugna se asemejó a los momentos más vibrantes del Quattrocento. En el papel del Papa estuvo Antonio Fazio (un gobernador del Banco de Italia con prioridades cuestionables); el rol de condottiero correspondió a Francesco Caltagirone; y como tercero en discordia apareció Francia. Precisamente, BNL fue a parar a las manos de BNP Paribas. Pero los traspiés no son originados siempre por rivales foráneos. Caja Mediterráneo (CAM) tanteó hacerse con un 10% de Banco de Guayaquil, una de las principales entidades de Ecuador. Pero topó con la oposición del entonces responsable del supervisor español, Jaime Caruana.El Banco de España ha retirado sus reparos a la compra de entidades en el extranjero por parte de las cajas a raíz de la emisión de cuotas participativas (como las de la entidad alicantina) o la salida a Bolsa de holdings de participadas (como Criteria de La Caixa, y en un futuro Cibeles de Caja Madrid). En otras ocasiones, las operaciones toman caminos inesperados. Ese fue el caso del paso fugaz de Santander por Italia. Compró Antonveneta a raíz de la opa que orquestó con Royal Bank of Scotland y Fortis sobre el holandés ABN Amro. Pero apenas estuvo unas semanas en manos españolas. Santander prefirió venderla a Monte dei Paschi di Siena en noviembre de 2007 por 9.000 millones de euros y recoger plusvalías de 2.360 millones.En julio pasado vendió su filial en Venezuela al Gobierno de ese país. La operación estuvo envuelta en polémica, pero al final el grupo español logró un buen precio.

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