Stiglitz aboga por sustituir al dólar como divisa de reserva mundial
El economista estadounidense y Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz propuso hoy la creación de una divisa internacional que sustituya al dólar como moneda de reserva mundial para garantizar la estabilidad financiera.
"Necesitamos un nuevo sistema de reserva global", indicó durante una conferencia en Bangkok el profesor Stiglitz, titular de Economía en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y antiguo responsable económico en el Banco Mundial.
Esta misma idea ha sido defendida recientemente por los líderes de China y Rusia, Hu Jintao y Dmitri Medvédev, quienes también desconfían de la estabilidad del dólar.
Durante su intervención, reiteró que la actual crisis financiera internacional ha sido provocada por el capitalismo neoliberal impulsado desde Estados Unidos y la desregulación de los mercados.
Stiglitz señaló que solamente las ayudas gubernamentales han evitado el desplome del sistema financiero internacional a causa de las inversiones de alto riesgo.
Sin embargo, alertó de que la inyección de liquidez en los mercados de Estados Unidos y Europa puede provocar una burbuja especulativa, debido a las pocas oportunidades de inversión.
El prestigioso profesor, que también trabajó como asesor económico en el Gobierno de Bill Clinton, instó a los gobiernos a llevar a cabo más acciones colectivas para combatir la crisis y acusó a los países del G20 de actuar con lentitud ante problemas fundamentales como la caída de la demanda.
La crisis financiera internacional, que comenzó en 2007 con el desplome del mercado de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, causó pérdidas millonarias en las bolsas de todo el mundo y ha llevado a la recesión a casi la totalidad de los países en América, Europa y Asia.
Stiglitz y su equipo fueron galardonados con el Nobel de Economía en 2001 por un trabajo sobre las problemas que se originan en los mercados financieros cuando la información es compartida de forma desigual entre los distintos actores.
En los años noventa, el prestigioso economista alertó de los riesgos que entrañaba la cotización de las hipotecas en bolsa, ya que los mercados y los gobiernos podrían relajar los controles sobre la solvencia de los solicitantes de este tipo de préstamos.
Los inversores estadounidenses comenzaron a vender al extranjero activos tóxicos compuestos por hipotecas "subprime" o de alto riesgo, que son las contratadas por personas con poca solvencia económica.
Cuando se desencadenó la crisis por el impago masivo de las deudas hipotecarias, la mayoría de los bancos de inversión extranjeros desconocían la naturaleza de los activos tóxicos, pero de alta rentabilidad a corto plazo, en los que habían invertido en Estados Unidos.