Un 'ratito largo' para el presidente
La investigación abierta por el juez Baltasar Garzón a la supuesta trama corrupta encabezada por Francisco Correa ha sido todo un calvario para el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps.
El día que llegó a los medios de comunicación que el juez de la Audiencia Nacional tenía bajo su prisma al presidente valenciano, y uno de los apoyos básicos de Mariano Rajoy en el PP, Camps ya sabía que estaba siendo investigado. Y sabía que los trajes que, supuestamente, había recibido de su "amiguito del alma" Álvaro Pérez, gerente de Orange Market, la filial de Correa en Valencia, le iban a traer muchos quebraderos de cabeza.
Camps desplegó entonces un discurso que no parece haberle dado los frutos perseguidos. La teoría de la conspiración para acabar con él y la afirmación de que todo se acabaría aclarando, aunque le costase "un ratito largo", como dijo en un mitin, tenía un grave problema: el juez tenía preguntas y el presidente no parecía tener las respuestas esperadas. El magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, José Flors, conocido por su rigor, recibió de la Audiencia la trama al haber aforados entre los investigados.
Hubo muchos que temieron que el caso acabara ahí. La amistad manifiesta de Camps con el presidente del TSJ-CV, Juan Luis de la Rua, era, según los más suspicaces, suficiente para que el caso se archivase. Pero no fue así. Flors avanzó en la investigación y llamó a declarar como imputado a Camps. El presidente dijo que los trajes los pagó él en metálico, dinero que había cogido de la caja de la farmacia que regenta su mujer en Valencia y que por eso no hay rastro documental. El problema es que sí hay rastro documental de que los trajes los pagó Orange Market. Y esa contradicción parece ser suficiente, al margen de la abundante documentación de que dispone el juez.
El 'ratito largo' de Camps amenaza con ser más largo de lo que esperaba el presidente. Ya ha pasado por momentos, cuanto menos, sonrojantes, como cuando se publicó la transcripción de un par de llamadas entre él y El Bigotes, con declaraciones de amistad y confirmaciones de recepción de regalos incluidas. También hizo fortuna el lema 'Trajes para todos' (símil del Agua para todos que lanzó el propio Camps), que popularizaron unos ciudadanos en un acto en el que acudió el presidente.
Y ahora llega la vista previa. Es la última oportunidad de Camps de conseguir el archivo de la causa. Pero el juez parece tener claro su objetivo. Tiene indicios racionales para juzgar si el presidente de los valencianos cometió un delito al aceptar los regalos de la trama corrupta. Puede que incluso sin demostrarse plenamente que esos regalos tuvieron relación directa con las adjudicaciones que logró Orange Market, exista una infracción de la ley.
Camps optó en su día por no dar explicaciones públicas sobre el caso. "Hablaré donde toca", dijo. Si finalmente se abre el juicio oral, tal y como prevé el auto del juez, Camps se sentará en el banquillo. Y si declara, podrá explicar en público su versión. Algo que los ciudadanos merecen.