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Columna
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Elementos económicos de la ecuación demográfica

El Instituto Nacional de Estadística acaba de hace públicos los resultados del avance del último padrón de habitantes, el correspondiente a 2009. Según nuestro prestigioso organismo demográfico, España ha alcanzado la cifra de 46.661.950 habitantes, 504.128 más que el año anterior, esto es, hemos crecido este último año un 1,1%. Si el ritmo de crecimiento de la población española se mantiene como a lo largo de esta última década alcanzaríamos los 50 millones de habitantes antes de 2015.

Lejos quedan los años en los que, como el juego de suma cero, más que hablar de crecimiento demográfico hablábamos de estancamiento y de emigración exterior, por más que internamente se produjeran importantísimos movimientos interiores, hacia la costa (excepción hecha siempre del gran conglomerado metropolitano madrileño).

A lo largo de 2008, por primera vez en nuestra reciente historia, todas las comunidades autónomas, independientemente de su carácter rural dominante o de su localización geográfica, sea costera o interior, han crecido pero lo han hecho a velocidades distintas. Algunas lo han hecho a un ritmo vertiginoso (Melilla, 2,7 % y Baleares, un año más, 2,1%). Otras a un ritmo rápido (Castilla-La Mancha, por desbordamiento del área metropolitana de Madrid a través de los corredores de Guadalajara y de Toledo, creció el último año un 1,8 %; Ceuta, al 1,6%; Navarra, al 1,5 %; Murcia, Cataluña y Madrid, crecen al mismo ritmo, 1,4%, por más que si cuenta la ficción estadística castellanomanchega el crecimiento madrileño ha sido en esta ultimo año mayor que el catalán.

Por su parte, Aragón, Cantabria, Comunidad Valenciana, Canarias, Rioja y Andalucía experimentan crecimientos moderados de entre un 1% y un 1,2 %. El País Vasco ha crecido un modesto 0,7 % y finalmente las regiones del cuadrante noroccidental (Asturias, Galicia, Castilla y León) así como Extremadura presentan crecimientos entre el 0,1% y el 0,5%.

El crecimiento de la población española y su generalización a todas las comunidades lo ha hecho posible, un año más, la inmigración extranjera. Durante 2008, según datos del INE, el número de españoles empadronados experimenta un aumento neto de 174.199 personas (0,4%), mientras que el número de extranjeros se incrementa en 329.929 (6,3%); expresado de otra forma, siete de cada diez nuevos habitantes en este último año en España son inmigrantes extranjeros, y de nuestros nacimientos 20 de cada 100 son de madre extranjera. Son las madres extranjeras las que explican también el cambio de tendencia en la fecundidad: según cifras oficiales del INE la fecundidad española ha ascendido a 1,46 hijos por mujer en este último año (sin las aportaciones de las mujeres inmigrantes nos situaríamos en un 1,16, lejos, muy lejos, del umbral que asegura el reemplazo generacional: 2,1).

El crecimiento demográfico y el aumento de la fecundidad constituyen, sin duda, indicadores de dinamismo. Sin embargo en la ecuación del crecimiento de la población deberíamos considerar, en términos sociales, políticos, económicos y territoriales otros elementos tales como la A de la actividad económica, la O de la ocupación, la P de la productividad por persona ocupada, la J de las pensiones de jubilación (incremento del número de pensionistas y del coste de las pensiones), la S de los costes de la sanidad, la E de los gastos en educación, las dos D: la de las prestaciones por desempleo y la de los costes de la aplicación de la Ley de Dependencia y, finalmente, la T de las desigualdades territoriales, en cuanto que el crecimiento de la población entre unas regiones y otras es muy contrastado: sólo en este último año las necesidades de Baleares crecen -si el crecimiento demográfico fuera el único indicador, que no lo es- a un ritmo del 2,7 %, en tanto que Castilla y León lo hace a un ritmo tan sólo del 0,1%.

La ecuación que se acaba de plantear da pie a formular una gran pregunta, ¿cuál será el papel y el valor que, en esta ecuación, otorgamos la I de la inmigración extranjera, que con sus 5.598.691 efectivos -el 12,0% de la población española- se ha convertido, de facto, en la clave del arco demográfico de nuestro país?

Pedro Reques Velasco. Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria

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