El reto de garantizar una energía limpia y suficiente
La próxima cámara europea hará oír su voz en el acuerdo global que sustituya al Protocolo de Kioto y en el debate nuclear.
El Parlamento Europeo que surja de las urnas el próximo domingo tendrá mucho que decir sobre las políticas energéticas y de transporte de los 27. Probablemente, la energía fue el tema estrella de la anterior legislatura, en la que se puso énfasis en su relación con el medioambiente. El hito principal fue la aprobación de los objetivos para 2020, cuando las renovables deberán llegar al 20% del mix energético y los gases de efecto invernadero deberán haberse reducido un 20%. Pero el objetivo no se limita a ese plazo, y a mediados de siglo la participación de las energías exentas de carbono (entre las que se incluye la energía eólica, la hidráulica, la solar, la biomasa o el hidrógeno) deberán alcanzar el 50%.
La cita principal de la próxima legislatura en este área llegará tan pronto como en diciembre, cuando en la cumbre de Copenhague se pacte la sucesión del Protocolo de Kioto. El Parlamento Europeo participará en las negociaciones y tendrá codecisión con el Consejo, como también la tendrá en el reparto de las cuotas de emisión por países y sectores.
Otro de los grandes objetivos en materia energética es la mejora de la eficiencia, que hoy supera holgadamente a la de Estados Unidos pero queda bastante por encima de la de países como Japón. La UE ha aprobado ya normas de rendimiento para edificios y electrodomésticos, que tenderán a endurecerse en los próximos años. También se revisará la legislación sobre las emisiones de cualquier sustancia contaminante de la industria.
El nuevo Parlamento apoyará la diversificación de rutas por las que llega el petróleo, el gas y la electricidad
Asimismo, durante la próxima legislatura del Parlamento Europeo se avanzará en la competencia energética transfronteriza, y se incidirá en la diversificación de las rutas por las que llega la energía desde terceros países. Las crisis de suministro causadas por Rusia en los dos últimos inviernos han servido de aviso en este sentido.
Pero, probablemente, el asunto más polémico para los próximos años será el relativo a la energía nuclear. En el ámbito europeo, las posturas son tan dispares como la negativa de Italia o la construcción de una central en Finlandia; Francia, por su parte, produce la inmensa mayoría de la energía que consume por vía nuclear, y sólo Estados Unidos la supera en número de plantas. En España, la inminente de-cisión del Gobierno sobre la prórroga de la actividad de la central de Santa María de Garoña dará pistas al respecto. Las competencias decisorias son nacionales, pero el debate no eludirá el Parlamento Europeo en una legislatura en cuyos primeros compases se aprobará una directiva sobre seguridad nuclear.
La competencia en el transporte
El sector del transporte genera cerca del 10% del producto interior bruto europeo y más 10 millones de puestos de trabajo. Durante el último decenio, la UE ha abierto a la competencia los mercados nacionales, sobre todo por aire y por carretera, donde los camiones pueden operar libremente en todos los países miembros. Algo más rezagada se encuentra la liberalización del transporte de mercancías por ferrocarril, aunque alrededor de tres cuartas partes del mismo está abierto a la competencia. En cuanto al transporte aéreo, la liberalización ha supuesto un descenso de precios y un mayor número de conexiones entre países.
También las infraestructuras físicas son objeto de incidencia por parte del Parlamento y la Comisión Europea. Así, se promueve la mejora de líneas de ferrocarril transfronterizas, la eliminación de cuellos de botella fluviales o la regulación del tráfico en rutas marítimas de alta utilización. El próximo Parlamento extenderá además los derechos de los pasajeros que ya rigen para los de avión o tren a los de barco o y autobús, si bien se espera que de forma algo más tímida.
La posible aprobación de la llamada directiva de la euroviñeta es uno de los objetos de polémica. Se trata de extender al ámbito europeo la práctica de hacer pagar a los camioneros por kilómetro recorrido, para compensar los costes de uso de las carreteras y las emisiones. Los países periféricos se oponen (el PP español lo hace en su programa) porque sus transportistas tienen que hacer trayectos más largos.
Las interconexiones energéticas suponen una ligazón entre energía y transporte, que cobra también especial importancia para España. El Parlamento Europeo no tiene voz directa para su impulso, aunque indirectamente puede incluirlas entre los proyectos prioritarios.
La cifra
2020 es el año clave para los objetivos de reforma energética en la Unión Europea. La cifra contiene dos veces el número veinte, la base para los cálculos de los objetivos. Así, para entonces se espera aumentar hasta el 20% la participación de las renovables en el 'mix' energético y reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, si para entonces se comercializan biocombustibles de cultivos no alimentarios, su porcentaje sobre el consumo total deberá superar el 10%.