Luz al final del túnel
En los primeros meses de 2009, la crisis financiera que comenzó con la caída del mercado inmobiliario americano se ha profundizado y se ha convertido en una verdadera recesión global. La actividad económica en EE UU, Europa y Japón ha descendido hasta niveles alarmantes, mientras que los países emergentes han experimentado bruscos recortes en su actividad económica. Incluso las economías BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que parecían inmunes a las situaciones financieras globales, están experimentando serios problemas.
En este contexto, el comercio mundial ha caído en picado, confirmándose así que la naturaleza global de la economía transmite cada vez más rápido los problemas entre sectores e industrias de lo que había venido ocurriendo hasta la fecha.
No obstante, existen indicios de luz al final del túnel. A nivel mundial, los índices financieros permanecen estables, el interés riesgo se expande por debajo de los niveles alcanzados en los últimos meses y los Gobiernos invierten dinero como nunca se había hecho.
En EE UU, tanto la recuperación de ingresos como la refinanciación procedente de la industria de la vivienda están siendo aceleradas con el objeto de establecer el escenario necesario para promover un repunte en el consumo. En China, un masivo estímulo fiscal está inyectando un boom en la inversión mientras que el consumo permanece sorprendentemente en alza.
En este contexto, qué podemos esperar para los próximos años. Un escenario probable es que EE UU experimente una reactivación del crecimiento a final de año. China, que no está experimentando una recesión como tal sino un descenso del crecimiento, despegará también a finales de 2009. Estos dos países encabezarán la salida mundial de la recesión. Y mientras la economía global se recupera, el precio del petróleo y otras materias primas aumentará, permitiendo la recuperación para países dependientes como Rusia.
Aunque nos encontramos ante la crisis global más profunda desde la Gran Depresión, la reacción desde países como EE UU, Reino Unido o China está siendo sustancialmente distinta que 80 años atrás. Hay motivos para el optimismo.
Cuando la economía global se recupere, las compañías de distribución se enfrentarán a un nuevo escenario. EE UU no volverá a ser la pieza clave del crecimiento del consumo. Los americanos ahorrarán más, se endeudarán menos y su gasto se acomodará a sus ingresos, lo que supondrá un nuevo concepto.
Así, el crecimiento en EE UU procederá de las exportaciones, las inversiones y el Gobierno, mientras que en Asia el crecimiento pasará de depender de las exportaciones a estar basado en la demanda doméstica.
Para los principales distribuidores del mundo, el crecimiento futuro vendrá de Asia. En EE UU, Reino Unido, España y otros países afectados por la burbuja inmobiliaria, el crecimiento se basará en ganar cuota de mercado, en lugar de crecer en función del gasto de los consumidores.
Ira Kalish. Director mundial de la industria de Consumo y Distribución de Deloitte