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EE UU

Obama lleva al Congreso la reforma del mercado de derivados de crédito

EE UU va a empezar a imponer reglas en el multibillonario y desregulado mercado de derivados, productos complejos que se negocian por teléfono y han resultado ser uno de los agravantes de la actual crisis.

El secretario del Tesoro, Tim Geithner, presentó ayer una propuesta ante el Congreso que dejará vacía la ley de 2000 (Commodity Futures Modernization Act) que puso en marcha el Gobierno de Bill Clinton y aseguraba la desregulación de los derivados. Entonces, Larry Summers era secretario del Tesoro y estaba a favor de esta legislación. Hoy es asesor de Barack Obama y la nueva Administración se ha encontrado con un sector que mueve más de 680 billones de dólares y en vez de limitar los riesgos sistémicos los ha disparado hasta el punto de ser una de las causas de la crisis financiera en general y del hundimiento de la aseguradora AIG en particular.

El Gobierno, que ya había mostrado su interés en entrar a regular este sector, pasó ayer a la acción proponiendo que se establezca una supervisión federal sobre estos instrumentos que Warren Buffett ha llamado en más de una ocasión "armas de destrucción masiva" y que incluyen los credit default swaps (CDS) que tanto están pesando sobre el balance de la gran aseguradora. La propuesta del Tesoro es que la comisión del mercado de futuros de materias primas te sea el regulador principal del gran mundo de los derivados aunque compartirá un cierto papel también con la SEC, el regulador de los mercados.

Lo que la Casa Blanca quiere es que una buena parte de los derivados, los que se consideren estándar, dejen de ser intermediados en conversaciones telefónicas y pasen a mercados abiertos o cámaras de compensación, algo que reducirá la opacidad actual. Además, los reguladores tendrán la obligación de imponer códigos de conducta y requisitos de capital mínimo (como los bancos) a los intermediarios y a las instituciones que tengan fuertes exposiciones a éstos. El Gobierno quiere que se preste especial atención a la posible manipulación del mercado y el proyecto del Tesoro da a los reguladores la posibilidad de limitar la posición en derivados si estos distorsionan los mercados. El objetivo es evitar que se vuelva a crear un riesgo sistémico.

Dadas las actuales circunstancias incluso dentro del sector hay una cierta resignación a un cambio de escenario y posiblemente la propuesta del Tesoro pase por el Congreso sin que sufra cambios esenciales.

Lo que está generando más oposición es la decisión de la Casa Blanca de cambiar la fiscalidad preferente de este sector que perdería la posibilidad de que el 60% de sus ingresos se tasaran como ganancias de capital (ahora a un 15%) y el resto como una renta normal. Si se aprueban las modificaciones al presupuesto el 100% de los ingresos sería el de rentas normales que tienen un tope del 35% aunque en 2011 puede subir al 39%.

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