_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Y es suficiente

Las acciones de los bancos británicos se han más que doblado desde enero. El miedo a la nacionalización convirtió entonces a los principales operadores domésticos en acciones con valor inferior a un dólar.

Hace tres meses, la incertidumbre acerca de la escala de las pérdidas -y del apoyo gubernamental- hizo que las acciones de la banca británica fuera casi imposible de valorar. Un plan gubernamental para asegurar activos tóxicos ha dejado desde entonces claras las cosas para el Royal Bank of Scotland y Lloyds. HSBC se escapó de lanzar una gigantesca ampliación de capitales y Barclays ha apuntalado su base de capital.

RBS, a 31 peniques por acción, aún comercia a un descuento del 17% sobre las estimaciones de Breakingviews. Y parece que Lloyds, con sus títulos a 105 peniques, está disfrutando una ascensión imparable.

Pero ambos tienen que tragar unas pérdidas combinadas de 45.000 millones de libras antes que entre en acción el seguro del Gobierno. Las estimaciones de las pérdidas de RBS implican que sus acciones caerían hasta los 31 peniques en 2011. Las de Lloyds subirán, pero sólo hasta los 99 peniques. Estas perspectivas no hacen muy convincentes las inversiones al actual precio de las acciones.

Además, si los negocios mejoran, los miles de millones de acciones especiales vendidas al Gobierno como pago del seguro limitarán el revés. Las acciones B del Gobierno pueden convertirse en títulos comunes si las acciones de RBS y Lloyds suben por encima de los 50 y los 115 peniques, respectivamente.

Barclays está cotizando con un descuento del 30% sobre el valor neto contable predecible en 2011, ajustado con algunos bonos convertibles. Pero la decisión de no entrar en los planes asegurados del Gobierno lo convierte en una apuesta más arriesgada.

¿Qué podría hacer que estas valoraciones parezcan baratas? Puede que los inversores piensen que los bancos ganarán otra vez más que su coste de capital y que volverán a cotizar a altos múltiplos de su valor contable.

Pero es difícil ver cómo una industria que se enfrenta a una nueva y dura regulación podrá elevar los beneficios el 20% anual de antaño. Los inversores quizá deberían mirar en otro lado tras cosechar sus réditos.

George Hay

Archivado En

_
_