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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fomentar el alquiler de vivienda

La vivienda en alquiler continúa sin ser arrolladoramente atractiva, a pesar de los esfuerzos de los políticos -de cualquier ideología- que aspiran a que gane encanto entre los españoles. Las bondades de disponer de un parque de pisos en renta de calidad son muchas y patentes. Además de facilitar el acceso a muchos jóvenes a una vivienda digna, hay alguna que otra de gran peso económico. Los expertos citan entre las principales fomentar la movilidad geográfica de muchos trabajadores dispuestos a mudarse a otra ciudad para mejorar de empleo, e incluso para encontrar uno, ahora que el paro anda desbocado.

Sin embargo, la realidad sigue siendo tozuda y el alquiler se mantiene como una modalidad menor entre las preferencias de los españoles, que siguen eligiendo mayoritariamente la propiedad. Por eso, resulta digna de elogio la pretensión del actual Gobierno, recogida en el Plan 2009-2012, de que un 40% de las nuevas viviendas de protección oficial se destinen al arrendamiento. En el anterior plan de vivienda -2005-2008- apenas el 16% de las VPO se destinó al alquiler. Aunque ese 16% queda lejos del 40% planteado a futuro, parece incluso sorprendente que haya alcanzado tal cifra si se tiene en cuenta que sólo el 11%-12% de las viviendas en España están en alquiler, lo que supone que el plan ha conseguido superar en cuatro puntos la media. Además, el problema del alquiler no se solventa con intenciones políticas, por loables que sean, sino con actuaciones en el BOE, en línea con las ya aplicadas por el Ejecutivo. Muchas son las trabas con que se enfrentan los propietarios de viviendas -tanto del mercado libre como del protegido- que deciden alquilar. La dificultad para cobrar o incluso expulsar del piso al inquilino moroso es una de las principales. Por la parte de los inquilinos, la poca calidad de la oferta y los altos precios han provocado que el alquiler se vea casi exclusivamente como una opción transitoria.

Sólo cuando ese entorno sea favorable, para propietarios e inquilinos, se desarrollará un verdadero mercado de vivienda en alquiler. Y con ello se facilitará la entrada de grandes promotores o empresas especializadas. La gravísima crisis inmobiliaria aconseja que los Gobiernos, central y autonómicos, incidan en las líneas ya abiertas para potenciar, para dar un nuevo empujón, al traslado hacia el arrendamiento.

Ese escenario será, además, una solución para dar salida al cerca del millón de viviendas en venta que no encuentran comprador. La caída de los precios, que el Ministerio de Vivienda cifra en un 6,8% de media en España, es un buen aliciente. En estos momentos, en muchas ciudades españolas se pueden encontrar pisos a un precio aceptable para destinarlos al negocio del alquiler. Un mercado de vivienda con mayor equilibrio entre alquiler y propiedad es, sin duda, un mercado más sano.

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