Desinflación vs. deflación: el debate permanece
El IPC baja una décima en marzo y la subyacente cae al mínimo histórico.
El matiz que diferencia el significado de los términos deflación y 'desinflación' empieza a hacerse conocido. El Instituto Nacional de Estadística ratificó ayer el dato avanzado hace dos semanas, que sitúa la variación interanual del índice de precios de consumo en negativo por primera vez en la historia del indicador. Aunque el IPC mensual subió un 0,2%, la caída de una décima en términos interanuales reabre el debate sobre los riesgos de deflación.
El Gobierno mantiene su discurso oficial: la principal causa de la caída de los precios de consumo se encuentra en el efecto base del petróleo, cuya cotización se ha desplomado desde el tope de 147 dólares por barril de julio del año pasado hasta el actual entorno de 50. La caída de los precios de los carburantes alcanza ya un 18% en términos interanuales. Además, siendo el petróleo el principal insumo de la economía, su descenso afecta decisivamente al resto de la actividad por la vía de los transportes y los consumos energéticos.
Por otra parte, según reconoce el Ministerio de Economía, el fuerte deterioro de la demanda interna ha acentuado esa tendencia. En definitiva, la previsible reducción de precios sería temporal y concentrada en ciertos productos (fundamentalmente los energéticos y los alimentos); ello debería llevar a hablar de 'desinflación' y no de la temida deflación, que supone un enfriamiento de expectativas a largo plazo y puede llevar a una economía a la depresión, como sucedió en Japón en los años 90.
Pero las previsiones gubernamentales situaban esa previsible 'desinflación' en los meses del verano, cuando se cumpla un año desde el récord del crudo. La realidad ha adelantado ese acontecimiento al último mes del invierno, de forma que el carácter 'puntual' de la caída del IPC empieza a ser puesto en cuestión. Ayer mismo, la Fundación de Cajas de Ahorros Funcas hacía pública su última previsión, según la cual la inflación será negativa hasta octubre y en el conjunto del año puede alcanzar una caída media del 0,4%, 'dependiendo del comportamiento del petróleo'.
Negativa, varios meses
Así las cosas, aunque siguen sin cumplirse las dos premisas que convierten una inflación negativa en deflación, ambas están hoy más cerca de hacerse realidad que hace unos pocos meses. La duración de los valores negativos puede extenderse a buena parte del año, y, si bien la energía y los alimentos frescos siguen copando los descensos, la inflación subyacente (que excluye ambos componentes por excesivamente volátiles) también se encuentra en mínimos históricos, del 1,3%.
Todo ello hace pensar que, si la situación económica no se deteriora aún más de lo esperado -que no es poco- y el mercado del petróleo se estabiliza, la temida deflación no llegará a materializarse, aunque es cierto que el riesgo de la misma no puede ser descartado de antemano. Mientras tanto, el poder adquisitivo de las familias, muy castigado por el aumento del desempleo, obtiene por la vía de los precios un ligero alivio.
Entre los datos desglosados ayer por Estadística, destaca también una significativa corrección de la inflación de los servicios, que baja al 2,7%. El secretario de Estado de Economía, David Vegara, calificó de 'buena noticia' dicha moderación, puesto que el sector terciario ha supuesto históricamente un 60% del diferencial de inflación de España respecto a la zona euro, situado en un punto. Continuando la extraña senda de los últimos meses, los precios subieron en marzo siete décimas menos en España que en el conjunto de la Unión Monetaria.
España no es el único país de entre los más desarrollados que registró caídas de precios el mes pasado. El índice de precios de consumo de Estados Unidos bajó un 0,4% en términos interanuales, en lo que representa la primera caída de precios generales desde 1955. En Alemania, los precios industriales cayeron un 8%, el nivel más bajo desde la reunificación.
Vegara niega que se vaya por 'despecho'
En una sala de prensa del Ministerio de Economía y Hacienda inusualmente abarrotada, David Vegara presentó ayer los últimos datos de inflación de su mandato como secretario de Estado de Economía. Además de las preguntas sobre riesgos deflacionarios, buena parte del interés mediático se centró en las razones últimas de la dimisión que presentó el miércoles pasado a la nueva ministra del ramo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado. Vegara subrayó una vez más que 'ha sido un privilegio' servir en el cargo desde hace cinco años, al tiempo que afirmó que aún no sabe qué va a hacer cuando haga efectiva su salida, dentro de tres semanas. Respecto a los motivos, reiteró que se basan en 'razones personales, relacionadas con la recuperación de un mayor espacio en la vida personal'.Así, manifestó que su decisión estaba tomada antes de la reunión con Salgado y que le parece que, al cambiar de titular el Ministerio de Economía, era un 'momento natural' para hacerla pública. Eso sí: preguntado sobre si hubiera seguido en caso de que continuase al mando el ex vicepresidente Pedro Solbes, Vegara afirmó que 'hoy no es tiempo de conjeturas'. Tras tildar a Salgado de 'absolutamente preparada para el cargo', al que algunos medios apuntaron como candidato al propio Vegara, este último remachó la comparecencia de forma tajante: 'La teoría del despecho como causa de la dimisión sólo la pueden mantener los que no me conocen'.