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Tribuna
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El seguro de crédito, a debate

El próximo 11 de abril cumpliría 72 años Rafael Martínez Cortiña. Este catedrático de la complutense, fallecido en febrero del 2007, unía a su gran currículo académico el haber sido vicepresidente del Banco Exterior de España y Presidente de Natwest. En las muchas horas que pasamos estudiando la financiación y el riesgo de operaciones comerciales solía decir: 'no hay exportación si no hay financiación y no hay financiación si no hay seguro.

Desde finales del 2007 podíamos decir modificando ligeramente esta sentencia que 'No hay comercio si no hay financiación y no hay financiación si no hay seguro'. Como han comprobado cientos de miles de empresas españolas, el seguro de crédito empezaba a ser un bien escaso en nuestro mercado de servicios. Antes de las turbulencias, hace 18 meses, el descuento bancario era una práctica habitual de las empresas que con deudas comprometidas a 90 o 120 días acudían al sector financiero buscando anticipos. En el mercado internacional la importante cantidad de pedidos que tenían que servir las empresas nacionales, se lograban llevar a cabo gracias a la labor fundamental de la prefinanciación otorgada por bancos y cajas. El seguro de crédito servía para sustituir las garantías reales o apalancamiento que el financiador exigía como garantía al financiado.

El seguro de crédito, con gran tradición en España, consiste en la cobertura en caso de impago del deudor/importador. Las empresas que lo realizan tienen en su cuenta de explotación por un lado las primas, los resultados financieros (muy importantes en cualquier compañía aseguradora) y los recobros que realizan de los impagos que cubren. En el debe, sus gastos generales, el coste de reaseguro y las indemnizaciones que practican.

Tipos de interés a la baja y un enorme incremento de los fallidos notificados en los 6 últimos meses ha producido que el mercado asegurador de crédito se encuentre con tasas de siniestralidad superiores al 150%. Las aseguradoras, en promedio, debían pagar más de 150¦euro; por cada 100 recaudados.

Esta situación no era sostenible en el tiempo por lo que las aseguradoras han tomado medidas. ¿Cómo? En primer lugar subiendo el precio de su servicio, la prima, pero en segundo lugar limitando la oferta a aquellos sectores con muchas dificultades (construcción, automoción, etc.) algo impensable hace solo dos años.

Las decisiones tomadas por el Gobierno el pasado 27 de marzo tienen como objetivo deshacer esta situación. El Estado ha decidido utilizar dos instrumentos fundamentales: Por un lado compensará a las compañías del sector hasta un importe de 160 millones de euros las pérdidas que tengan en el 2009, lo que mejorará su tasa de siniestralidad y el Consorcio de Compensación de Seguros se encargará de reasegurar parcialmente transacciones y sectores para los que la cobertura de las grandes reaseguradoras cada vez era más difícil y costoso de conseguir.

Estas dos importantísimas medidas deben lograr que la tasa de siniestralidad de un 180% de media en el 2008 se aproxime al 80% del año anterior, que los concesiones de riesgos aumente gradualmente y que las entidades financieras vuelvan -nunca han dejado de hacerlo- a descontar operaciones comerciales con la única garantía del seguro de crédito. Rafael Martínez Cortiña con un amplio conocimiento del sector bancario y asegurador sabía que sin financiación el sector comercial no funcionaba y las medidas del Gobierno van a lograr que la financiación esté respaldado por la gran profesionalidad existente en el seguro de crédito en España. ¿Los resultados? Deberíamos ver un hecho tangible como el incremento del porcentaje del PIB español asegurado y otro intangible como es el incremento de confianza en el sector asegurador de crédito y financiero.

Miguel Aguirre. Profesor de Economía de IE Business School

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