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Según la OPEP

El biocombustible, una amenaza para la seguridad alimentaria

Un estudio encargado por el Fondo de Ayuda al Desarrollo de la OPEP concluyó que los biocombustibles suponen una amenaza a la seguridad alimentaria de los países pobres y no conllevan una reducción significativa de los gases de efecto invernadero.

El Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), con sede en Laxenburg (Austria), ha sido el encargado de desarrollar el estudio encomendado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

"El estudio proporciona más pruebas de que los actuales biocarburantes pueden tener graves consecuencias imprevistas, especialmente para los países en desarrollo, y podrían afectar de forma negativa al objetivo del milenio de reducir el hambre en el mundo", consideró Suleiman Jasir Al-Herbish, director del Fondo OPEP.

"Los actuales biocarburantes están siendo fomentados sin una evaluación minuciosa de las posibles consecuencias sobre cuestiones tales como la seguridad alimentaria y la deforestación, o el potencial para mitigar el efecto de los gases de efecto invernadero", explicó uno de los autores del estudio, Mahendra Shah.

Según este experto, fomentar el biocombustible expondrá a 140 millones de personas adicionales en el mundo a los efectos del hambre hasta 2020.

Además, el desarrollo de estos combustibles alternativos no se traducirá en una mejora de las condiciones de vida de los agricultores, según los responsables del estudio, ya que el "modesto" aumento de los ingresos se contrarrestaría con un notable incremento del precio de los alimentos elaborados.

El documento establece que en caso de que se utilizase "un 6 por ciento de biocarburantes en el sector del transporte, conllevaría un 34 por ciento de aumento de los precios de los cereales en el mundo. Ese incremento causará un grave deterioro en la seguridad alimentaria en los países en desarrollo".

Además se requerirían enormes cantidades de suelo adicional que conllevarían una deforestación estimada en 15 millones de hectáreas hasta 2020, con la perdida de biodiversidad y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por la perdida de masas forestales como efectos colaterales.

La OPEP agrupa a los mayores productores mundiales de petróleo, controlando dos tercios de las exportaciones planetarias, y se ha mostrado crítico en el pasado con el desarrollo de los denominados biocombustibles.

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