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Tribuna
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El aprovisionamiento global

La externalización de la fabricación y la globalización del aprovisionamiento se han convertido en prácticas habituales en el actual contexto económico global. Específicamente en las empresas de bienes de consumo y distribución dicha práctica ha experimentado un crecimiento rápido y dinámico, debido a la necesidad de alcanzar una mayor eficacia y ahorro de costes en un mercado particularmente competitivo.

Tanto es así, que el ahorro de costes generados hoy en concepto de aprovisionamiento ya no supone una ventaja competitiva diferencial, y se ha convertido en una parte vital del ciclo de negocio. En este sentido, empiezan a tomar mayor relevancia otros aspectos afines a la cadena de suministro, como son los conceptos de coste implícito, los costes reputacionales, la calidad y seguridad, la gestión de los stocks, en concreto para evitar roturas, y los costes medioambientales.

En este contexto, las empresas deberán estar especialmente atentas, ya que, si bien la consecución y mantenimiento de una estructura de costes de aprovisionamiento competitivos han sido el principal factor que literalmente ha forzado a la mayoría de las organizaciones a implantar las mencionadas prácticas, basadas en el aprovechamiento de las sinergias que aporta el volumen y los menores costes de fabricación, su generalización lleva asociada costes que no siempre vienen siendo contemplados por las empresas.

Los costes derivados del transporte y logística, aduanas y almacenamiento forman parte de los conceptos de coste de fácil control, y que por tanto están presenten en los cuadros de mando de los directivos. Más difícil es encontrar en estos cuadros de mando los costes asociados a la reputación de marca, y que como podemos ver cada vez son más comunes. Problemas de stock out (rotura de stocks), problemas de calidad en productos puestos en el mercado con los costes de retirada asociados, además de los reputacionales, los problemas relacionados a la responsabilidad social (que obliga a la certificación de estándares de fabricación de los proveedores), los costes medioambientales, lo que supone una alineación entre la política de la empresa y la de los proveedores, y por supuesto los costes de imitación y falsificación, que está suponiendo un alto importe a la industria de productos de moda y lujo.

En un momento de caída del consumo y estrechez de los márgenes, nadie se puede permitir tener roturas de stocks, a riesgo de que el cliente no vuelva y que por tanto la venta potencial que representa esta visita se pierda. Asimismo, se ha convertido en una necesidad el establecimiento de un control del fabricante, a pie de fábrica, garantizando que éste cumpla con los estándares de calidad propios de cada organización, en cuyo ámbito las funciones de control y auditoría interna toman un papel relevante, al mismo tiempo que se requiere el estudio y análisis del mapa de riesgos para acceder al aprovisionamiento global. ¿Qué pasa y qué tenemos que hacer si tenemos una incidencia? Y por último, se debe revaluar la práctica de licencias que viene siguiéndose y replantearse el marco de relaciones que una organización tiene establecido con sus proveedores.

Por todo ello, es particularmente importante la medición del coste-beneficio de las iniciativas de globalización del aprovisionamiento acometidas, incluyendo beneficios, costes y riesgos asociados. Muchas compañías se han dotado de un proceso sólido para identificar y registrar los ahorros de costes derivados del aprovisionamiento global y los riesgos, pero hay otras muchas que no son conscientes de sus beneficios potenciales o no disponen de los adecuados sistemas de monitorización. Igualmente algunos costes y riesgos se desconocen, o no se tienen suficientemente valorados, como se ha comentado anteriormente.

La caída del consumo y las presiones en el margen impuestas por la degradación de las economías, la volatilidad en los precios del combustible y de las materias primas, así como los derivados de la mayor exigencia medioambiental y de reputación social corporativa, hacen más necesario que nunca que las empresas sean capaces de medir cuidadosamente estos costes para poder gestionar adecuadamente el aprovisionamiento global. No sólo cuenta el low cost.

En definitiva, la globalización del aprovisionamiento ya no es una ventaja competitiva por sí misma. Las organizaciones han observado cómo sus competidores reducen costes aprovisionándose fuera, hasta el punto de que ya no les queda más opción que hacer lo mismo ellas también, tan sólo para no perder competitividad. Sin embargo, esto no ha ido acompañado en la mayoría de los casos de un proceso de cuantificación de los ahorros alcanzados ni de valoración, exponiendo a las empresas a situaciones potencialmente peligrosas, asociadas no sólo a aspectos de rentabilidad sino a impactos sobre su imagen de marca o a la pérdida de posicionamiento ante su cliente final.

Josep Solé Farré. Responsable de Retail y Consumo de PricewaterhouseCoopers

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