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Tribuna
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Recapitalizar Europa, una resignación realista

El plan europeo de recapitalización de la banca es, según el autor, una medida de resignación realista, pues se necesitaba hacer algo drástico de inmediato. En su opinión, el plan debe garantizar que no se da ventaja a unos bancos respecto a otros y que no se oculta con estas medidas la verdadera situación de las entidades

A medida que la crisis global se hace más acuciante, los Gobiernos más poderosos del mundo han intervenido para apoyar a entidades financieras y empresas a superar el creciente bache. Estados Unidos, a pesar de su impasse político, lleva dos cuerpos de ventaja. Reino Unido le va a la zaga y Europa quiere recuperar terreno al tomar la esquina del nuevo año. Así, la Unión Europea, ese proyecto de unión económica y política que a veces parece no despegar nunca, ha tardado menos de 72 horas en responder al mandato del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin).

A priori, la iniciativa propuesta de inyectar dinero público en bancos sanos cobrando un más que razonable interés -el 8%-, no para salvar a las entidades sino para que éstas puedan conceder un mayor volumen de préstamos a empresas y particulares y de esta manera superar la crisis financiera y económica, no puede valorarse negativamente. Sin embargo, decir ahora que la recapitalización de las entidades financieras se lleva a cabo para 'defender un marco de competencia igual para todos', como ha señalado la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, es otra historia. Los bancos y cajas españoles han competido estos años pasados en un marco de competencia mucho más estricto y riguroso que todos los demás, colocándose ahora en una mejor situación, por eso en España nos preguntamos ¿qué beneficios reporta ahora haber tenido una legislación y un Banco de España mucho más duro, y también visionario, que nuestros vecinos europeos? Llegado el momento de la verdad, la verdad es que parece que nos va a servir menos de lo que se podía esperar para ganar ahora un terreno que quizá hubiésemos podido haber conquistado antes.

En cualquier caso, debemos ser objetivos ante la situación: inundar de capital público a la banca europea parece una medida de resignación realista; o se hace algo drástico, o drástica va a ser la cuesta económica para todos en los próximos meses. Hay que asegurar la llegada de préstamos a la economía real, éstas han sido las palabras internas que le susurraba el yo práctico a la comisaria holandesa. Para ello ha decidido que no hay nada mejor que devolver poder a los Estados miembros y permitir que cuenten con un amplio margen de maniobra para ayudar a sus entidades financieras y así, argumenta, a las empresas y particulares comunitarios.

La ex empresaria y ex parlamentaria tiene muy claro que debe analizar el big picture, como dicen los británicos, o tener perspectiva, como decimos nosotros. La crisis avanza y las medidas contra ella deben avanzar más rápido, por ello deben ser flexibles, y donde antes el principal objetivo era salvar a bancos afectados ahora es que todos los bancos, sanos o no, puedan conceder préstamos suficientes. A fin de cuentas, la misión de Kroes es la de ayudar a Europa en su conjunto, desmenuzando una serie de medidas que permitan, de inmediato, movilizar las fuerzas económicas del continente.

Aceptando esta base argumental para suavizar las reglas comunitarias, la comisaria europea de Competencia debe, y creemos que hará todo lo posible para: por un lado, garantizar que la recapitalización de las entidades de un Estado miembro no dé a esas entidades ventaja sobre los bancos de otros Estados también miembros; por otro, que no queden ocultas, gracias a estas medidas, las entidades en situación delicada y, además, que se fomente la coordinación y transparencia entre los países de la Unión Europea a la hora de diseñar planes de ayuda para que esta recapitalización no deje en una posición menos competitiva a los bancos que no han recibido ayudas públicas o que no las necesitan.

Lo curioso de este capítulo en la historia de la Unión Europea es ver cómo la comisaria más poderosa de la Unión Europea se ve en la obligación de asegurar vehementemente en rueda de prensa que con esta medida no 'ha hecho ninguna concesión' y que no se realiza porque se 'amedrente' ante las presiones de nadie. Recordemos aquella sabia locución latina de origen medieval: Excusatio non petita, accusatio manifesta. Sea como fuere, urgía no dilatar un proceso de toma de medidas que actúen de forma global para devolver la estabilidad a los mercados financieros, anécdotas como la de la rueda de prensa no deben permitir que no seamos capaces de ver la frondosidad del bosque en el que nos vamos a adentrar el año que viene.

Carlos Sánchez-Tembleque Ponte. Analista jefe de Banco Pastor

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