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Los efectos de la intervención en la economía

La deuda pública debe aumentar su rentabilidad para poder financiar los planes de estímulo

Los analistas coinciden en que la financiación de los ingentes planes de estímulo económico a escala planetaria provocará alzas de los tipos de la deuda pública, dificultades en los países más pequeños para poder colocar sus títulos y un efecto crowding out de expulsión parcial del sector privado en los mercados financieros.

Todos los países desarrollados se han apuntado a lanzar planes de reactivación que atajen la actual crisis financiera y económica mundial. En el caso de Europa, la Comisión Europea ha animado a los socios de la UE a participar en un plan fiscal valorado en 200.000 millones de euros, concediendo prioridad al gasto público en áreas con mayor valor añadido a largo plazo (como educación, investigación o nuevas tecnologías).

Bruselas calcula que, incluso sin contar ese plan ni las inyecciones de capital en el sector financiero, el porcentaje de deuda pública en relación con el PIB de la UE aumentará 2,3 puntos en 2009. En la zona euro, el aumento de deuda durante el mismo periodo ascenderá a casi el 1% frente a la reducción de dos puntos que se esperaba conseguir hace sólo seis meses. En España, el incremento de la deuda, según la CE, será de al menos cinco puntos entre este año y 2009. España forma junto a Irlanda, Francia, Portugal, Luxemburgo y Malta el grupo de países donde Bruselas teme que la deuda se dispare mientras dure la crisis. Muchos analistas consideran que estas previsiones son incluso demasiado optimistas, previendo incremento de tipos para financiarla y dificultades de colocación en países pequeños.

Y es que el aumento de la deuda pública en la zona euro y el consiguiente incremento en la emisión de bonos está ya planteando problemas en los países más periféricos de la economía europea. Austria ha tenido que retirar una emisión por falta de demanda e Irlanda ha tenido que pagar rendimientos de más del 20% para colocar una de las suyas. Los expertos consultados creen que las dificultades aumentarán a medida que las grandes economías, con EE UU a la cabeza, inunden el mercado con sus títulos. En la zona euro se teme una estampida de los países para colocar su deuda como ocurrió con el aval de los depósitos bancarios después de que Irlanda ofreciese una garantía ilimitada. Para evitarlo, el instituto de estudios Bruegel, con sede en Bruselas, ha propuesto que los socios de la Unión Monetaria se comprometan a no ofrecer en los bonos un interés superior en 200 puntos básicos al rendimientomás bajo de la deuda pública en la zona.

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El activismo presupuestario de la propia UE, aunque moderado, puede también agravar la situación. Bruselas quiere ampliar el capital del Banco Europeo de Inversiones, el brazo financiero del club comunitario que disfruta en los mercados de la máxima calificación de riesgo. La UE, además, va a emitir bonos por 2.000 millones de euros para financiar su plan de asistencia a Hungría y acaba de anunciar que ayudará también a Letonia.

Alemania gana

Pero los propios Estados también empiezan a acusar la creciente desconfianza del mercado. Las primas de riesgo de impago han aumentado espectacularmente en el caso de países como Reino Unido, Italia o Irlanda, en beneficio de Alemania. "No se cómo será para todos los países pero hay algunos como España e Italia que, al tener una prima de riesgo algomayor, pueden necesitar intereses más altos, pese a que sus deudas son seguras", indica Harm Bandholz, analista de UniCredits Market. Bandholz considera que Estados Unidos está en mejor posición que Europa. De hecho, indica que tanto China como los países exportadores de petróleo seguirán comprando deuda americana, pese al "necesario" aumento de los rendimientos de los títulos.

Otro factor derivado de la subida de tipos de la deuda pública serán las tensiones inflacionistas. Para Dominic Konstam, analista de Credit Suisse, tal escenario no está a la vuelta de la esquina. "La inflación sólo llegará cuando los bancos empiecen a expandir sus balances". Según sus proyecciones, el PIB de EE UU empezará a "normalizarse" (sin caídas) dentro de un año. De todas formas, en un escenario con riesgo de deflación, las tensiones inflacionistas son bienvenidas, según Konstam.

La dificultad de colocar títulos en el mercado también conllevará la necesidad de subir impuestos como vía alternativa para financiarse, según opinan otros expertos como Nariman Behravesh, economista jefe de IHS Global Insight. "Habrá subidas de tipos de interés pero no hasta que la recesión esté bien acabada. En EEUU, que tiene y tendrá un déficit inmenso, habrá también incremento de impuestos, no hay posible discusión sobre ello, aunque no ocurrirá en los próximos dos años", añade. Pese a todo, este analista cree que la subida de impuestos o el recorte de gasto no llegarán hasta que la recuperación sea lo suficientemente saludable y las autoridades se lo puedan permitir.

"Como pronto en 2011 en EEUU, la zona euro y el ReinoUnido". Con todo, todos los efectos secundarios derivados de los planes de estímulo fiscal y financiero aprobados por los países serán bienvenidos si, a cambio, el mundo desarrollado sale de la crisis económica global en la que se encuentra.

"Dentro de dos años, habrá que recuperar las políticas monetarias re

Juan de Luico, director del Servicio de Estudios del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, coincide en calificar de "imprescindibles" las medidas emprendidas, aunque, a su juicio, sí implicarán "cierto desplazamiento" del sector privado, amén de repercutir en los precios y elevar los costes financieros por la propia competencia entre emisiones de deuda. "En los próximos dos años, la reducción de la demanda y las caídas de las materias primas compensarán las tensiones inflacionistas generadas por la expansión fiscal y monetaria. Después, los bancos centrales tendrán que volver a las políticas monetarias contractivas para contener los precios", explica De Lucio.

"Es importante que los planes de intervención sean puntuales"

Desde el Círculo de Empresarios, su vicepresidente y líder del Comité de Política Económica, Fernando Eguidazu, destaca la necesidad de encontrar un plazo óptimo de la intervención. "Es importante que los planes sean puntuales y no entremos en una dinámica de incrementos sin final. Los ya anunciados son suficientemente grandes para impactar en el precio de las emisiones de deuda y generar un cierto efecto crowding out, pero será asumible si la intervención es limitada en el tiempo". Eguidazu considera fundamental elevar los tipos de interés cuando se supere la crisis: "Tras la anterior, en Estados Unidos se mantuvieron bajos demasiado tiempo, y eso creó una burbuja de activos".

"La alternativa a los estímulos es afrontar seis, ocho o diez años de recesión"

El presidente de Analistas Financieros Internacionales, Emilio Ontiveros, tiene claras las prioridades: "Aun existiendo efectos secundarios, lo principal es acabar con la necrosis del sistema. La alternativa sería asumir seis, ocho o diez años de recesión". En cualquier caso, Ontiveros relativiza el impacto inflacionista de algunas de las medidas. "Las expansiones monetarias pueden llevar a medio plazo a un repunte de los precios, pero eso sería una buena noticia, porque significaría que la economía se está recuperando". El catedrático de la UAM concede que la colisión de emisiones de deuda puede tensar al alza los tipos de interés, aunque cree que lo hará a niveles "razonables".

"El destino principal de las ayudas es recuperar el crédito para las pymes"

Uno de los peros que la teoría económica pone a la intervención estatal es el llamado efecto crowding out o expulsión del sector privado. Según él, la masiva emisión de deuda pública que requerirán los estímulos estatales para afrontar la crisis dificultaría el acceso de las empresas al endeudamiento. Sin embargo, Xavier Segura, jefe del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya, considera que en esta ocasión mal puede haber una competencia desleal de los Estados: "Precisamente, el objetivo principal de las intervenciones públicas es revitalizar un sector financiero que se encuentra estancado, para que las empresas puedan volver a acudir al crédito de forma normal".

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