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Crisis financiera

El presidente de UBS agradece la ayuda del banco central suizo

El presidente de UBS, Peter Kurer, defendió el plan de rescate establecido por la Confederación Helvética y el banco central para liberar a la entidad de sus activos tóxicos e inyectarle capital, al inaugurar hoy una asamblea extraordinaria de accionistas en la ciudad de Lucerna.

Kurer anunció, además, por primera vez, que la financiación del fondo especial creado por el Banco Nacional Suizo (BNS) para albergar los activos "tóxicos" de UBS -un total de 60.000 millones de dólares- provocará una amortización de capital por valor de unos 4.000 millones de francos (2.700 millones de euros).

"La financiación del capital propio del fondo especial conduce a una necesidad de amortización estimada en unos 4.000 millones de francos", señaló. El presidente de UBS dijo, ante unos 2.400 accionistas congregados en Lucerna sólo dos meses después de la última asamblea extraordinaria, que comprende que "el apoyo de los poderes públicos es una iniciativa difícil de explicar".

"Pero estamos convencidos de que lo que hacemos al recurrir a la ayuda pública es asumir nuestras responsabilidades", subrayó.

El plan de rescate para el mayor banco suizo, que había invertido decenas de miles de millones de dólares en instrumentos de "créditos tóxicos" en EE UU, fue anunciado el pasado 16 de octubre.

Por él, el BNS aceptó la transferencia de 60.000 millones de dólares de activos "tóxicos" al fondo especial, mientras el Gobierno suizo se comprometió a inyectar 6.000 millones de francos (3.800 millones de euros) a través de un préstamo de conversión obligatoria.

La aprobación del plan de rescate requiere la aprobación de una mayoría de dos tercios de los accionistas, algo que los observadores no dudan de que ocurrirá.

La asamblea extraordinaria está dominada, en esta ocasión, también por la polémica creada las últimas semanas por las remuneraciones de sus directivos. Kurer anunció hoy que la devolución de bonos por parte de los ex directivos de UBS ya ha alcanzado "cerca de 70.000 millones de francos (47.000 millones de euros)", lo que fue acogido con fuertes aplausos de los accionistas.

Entre estos ex directivos que ya anunciaron que devolvían las gratificaciones figuran el ex presidente Marcel Ospel, dos administradores, Stephan Haeringer y Marco Suter, y el ex director general Peter Wuffli.

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