Las siderúrgicas se vuelcan en conseguir el horno alto 'verde'
El objetivo es bajar un 60% las emisiones.
La industria siderúrgica ha logrado reducir casi un 50% sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en las últimas tres décadas. Sin embargo, los procesos actuales para la producción del acero y sus derivados han llegado a su límite en este campo, en especial, los hornos altos. Por eso, y ante las nuevas exigencias medioambientales que se plantearán en la etapa posterior a Kioto, a partir de 2012, las empresas están impulsando proyectos de I+D para tratar de dar un nuevo salto tecnológico. El objetivo: recortar el nivel actual de emisiones contaminantes hasta un 60%.
El principal programa en Europa en este campo es el Ulcos (Ultra Low CO2 Steelmaking), impulsado por la Unión Europea y en el que participan 48 socios, entre fabricantes de acero, laboratorios de investigación y universidades. 'El programa ha entrado ya en su segunda fase. Se han identificado cuatro tecnologías viables que se han probado a escala piloto y que, ahora, se analizarán en una fase preindustrial', explica François Mudry, responsable científico de ArcelorMittal y uno de los implicados en el programa. Las inversiones ya acometidas rondan los 65 millones de euros.
Ulcos se lanzó en 2004 y, en sus primeros dos años de vida analizó hasta 75 posibilidades tecnológicas distintas para reducir el CO2 de la producción siderúrgica. En la actualidad, y hasta finales de 2009, se desarrollarán las cuatro alternativas con mayor futuro. Una de ellas basa la fabricación de acero en la electrólisis de mineral de hierro pulverizado. Las otras tres tienen en común que el CO2 generado sería casi puro y exigiría su almacenamiento en estructuras subterráneas adecuadas. 'Estas tecnologías ya permitirían una reducción de emisiones de hasta el 11% sin la captura del CO2. Almacenándolo, el recorte puede ser de entre el 50% y el 60%', señala Mudry.
Así, en los países escandinavos se está impulsando un sistema de prerreducción de gas natural. Por su parte, Corus, la segunda siderúrgica europea, lidera, junto a socios australianos como Hismelt y Río Tinto, el desarrollo de un proceso de fabricación mediante reducción en fusión de hierro que permitiría suprimir las actuales fases de coquización y sinterización en la producción de acero. No se conocerán las posibilidades de esta tecnología hasta 2010 o 2011.
La cuarta alternativa, impulsada por ArcelorMittal, se basa en el reciclado del gas que emiten los hornos altos. A juicio de Mudry, se trata de la posibilidad más viable, por lo que se está buscando un horno de pequeño tamaño que se pueda transformar para aplicar la tecnología y ensayarla de manera semiindustrial.
Un proceso que será 'largo y costoso', que no se materializará hasta 2012 o 2013 y que necesitará unos 150 millones de euros de inversión. Si el resultado es positivo, la tecnología se probará en un horno de mayor tamaño, como los que Arcelor tiene en Avilés. El plazo: entre 2018 y 2020.
En todo caso, el futuro de estas tecnologías depende de que los precios de las materias primas no se disparen; de que los derechos de emisión sean relativamente caros (unos 100 euros por tonelada) y de la existencia de almacenamientos geológicos cercanos a las fábricas.
Responsables del 27% de la contaminación industrial
Las empresas siderúrgicas son las responsables del 27% de las emisiones de CO2 que genera la actividad industrial en el mundo. No obstante, sólo producen el 3,2% del dióxido de carbono que genera el hombre a nivel global.En la actualidad, todavía entre el 60% y el 65% del acero que se fabrica en el mundo se produce en hornos altos, un proceso que genera entre 1,8 y 2 toneladas de CO2 por tonelada de producto. La contaminación provocada por los hornos de arco eléctrico (mayoritarios en el caso español) es sensiblemente inferior, pero el uso de esta tecnología viene condicionado por la disponibilidad de chatarra o similares.En 2007, ArcelorMittal, el líder mundial del sector, emitió a la atmósfera 239 millones de toneladas de CO2. El 24% de la producción del grupo se hace en hornos eléctricos. La compañía tiene, además, un programa para reciclar acero que, según sus estimaciones, contribuyó al ahorro de 600 millones de toneladas de emisiones que consigue cada año.