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Inversiones alternativas

Productos más seguros y menos sofisticados para capear la crisis

La reordenación radical del mapa bancario mundial y el aumento del celo de reguladores y supervisores de ambos lados del Atlántico empujarán a un giro, quizá no de 180 grados pero sí muy significativo, a la industria inversora mundial. Ahora nadie quiere aventurarse a citar qué activos o fórmulas -futuros, warrants y otros derivados, ETF (fondos cotizados) o productos estructurados- pueden quedar más impactados por los cambios, pero analistas y gestores coinciden en señalar que se abre una etapa en la que la seguridad será el factor más valorado.

'La progresiva complejidad de los productos de inversión se ha debido a una combinación de tipos de interés bajos con inflación al alza. El objetivo de los gestores era batir la inflación, cuando, por ejemplo, la remuneración de letras del Tesoro estaba en el 2% y el índice de precios subía un 4%', señala Jacobo Zarco, socio-director de Atlas Capital.

En ese contexto y con una elevada liquidez en el mercado se premió la imaginación de los gestores, aunque, a juicio de Jacobo Zarco, se exageró en el uso de la ingeniería financiera. Y ahora prevé un cambio de tendencia. 'La avaricia es el sentimiento predominante en las buenas etapas, pero el miedo se impone en los malos momentos', manifiesta.

También Enrique Borrajeros, director de Abante Asesores, señala que es posible que se vuelva a una idea de riesgo más tradicional y a inversiones más básicas. Destaca que recientemente hemos vivido una etapa en la que se diseñaban productos complejos con diversos activos, que luego se empaquetaban, se dividían y se dispersaban. En definitiva, señala que 'se ha abusado' y que se ha permitido un elevado grado de apalancamiento de las inversiones, algo que en el futuro inmediato no será así.

Y Daniel García Rojí, de IG Markets, afirma que los bancos de inversión vendían productos que, a veces, ni los gestores entendían bien. 'Va a cambiar la industria de inversión hacia una mayor transparencia y más control de riesgo', apunta.

Si este giro se deberá básicamente a una modificación del sentimiento del mercado que conlleva una mayor aversión al riesgo, sobre la mesa hay otro factor de peso: el efecto de las nuevas normas -algunas provisionales y otras que han llegado para quedarse- anunciadas en los últimos días. Los organismos reguladores del mercado estadounidense, británico, francés, holandés y suizo, entre otros, han prohibido realizar operaciones bajistas descubiertas (cuando los inversores no tienen las acciones). Por su parte, la CNMV, que no permitía esas actuaciones al descubierto, obliga de forma provisional a comunicar las posiciones cortas -las que permiten ganar cuando el mercado está bajista- cuando exceden el 0,25% del capital.

Pero, ¿qué impacto pueden tener estas medidas en la operativa de los vehículos que toman posiciones en empresas cotizadas apostando la baja ? La opinión de los expertos no coincide cuando se refieren a determinados productos, tal vez por la dificultad de interpretar la aplicación de las normas. Las dudas apuntan a algún ETF -no los que replican los comportamientos de los índices- o a los CFD -contratos por diferencias- que operan en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Suiza. Sobre los warrants se señala que al no trabajar al descubierto, en principio no se verán afectados.

Más transparencia, menos riesgo

Aunque algunos gestores se quejan de la reducción de libertad para elegir estrategias de inversión, en general se estima que ahora lo que necesita el mercado es un mayor control. 'Protegerá de los movimientos bruscos al dificultar la especulación', señala Victoria Ros, de Renta 4. 'El sistema se hará más fiable. Había mucha permisibilidad en el préstamo de valores y no se exigía la declaración de posiciones', añade. Pero Adrián Juliá, responsable de productos cotizados de SG, manifiesta que se debe transmitir que los productos por ser más complejos no cuentan necesariamente con más riesgo. Añade que sólo se debe invertir en lo que se entiende y que los activos son idóneos en función del perfil del cliente.No obstante, el conocimiento no es una vacuna, ya que la banca privada - gestionada por profesionales- se ha visto afectada por el derrumbe de entidades con Lehman Brothers.

Claves. Esperar los cambios

Qué ha pasado1. La alta liquidez, los bajos tipos de interés, el exceso de confianza inversora por la bonanza de las economías occidentales y la incorporación de ahorradores de países emergentes multiplicaron el número y la complejidad de los productos de inversión. Pero se ha abusado del apalancamiento, y se han colado activos contagiados por titulizaciones hipotecarias u otros activos poco fiables. El detonante de la crisis ha sido la dificultad para saber que había detrás de ellos.Qué se espera2. Por un lado, no se descarta que el susto que se han llevado algunos clientes de banca privada por la quiebra de Lehman se reproduzca en productos estructurados. Que quedan minusvalías por emerger es un sentimiento asumido, aunque es tarde para deshacer posiciones. A partir de ahora, se apostará más por la seguridad que por las rentabilidades de dos dígitos. No se descarta que algunas medidas aprobadas por los reguladores se extiendan en el tiempo.Qué hacer3. Algunos inversores ya han reaccionado. Como manifiesta Carmen Lamo de Espinosa, directora de desarrollo de negocios de Barclays Wealth, 'se está dando una huida de dinero desde los productos cuyas estrategias están basadas en las ventas descubiertas hacia otros más conservadores y seguros'. Pero, Jacobo Zarco, de Atlas, concluye que es una etapa que no sabemos cuánto va a durar, pero que se volverá a la inversión sofisticada, aunque sea diferente de la actual.

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