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Internacionalizar con la seguridad de un socio local

La internacionalización empresarial es un proceso complejo al que las empresas que quieren crecer y expandirse en el mercado global tienen que adaptarse. Además de los muchos aspectos estratégicos, financieros y legales, que hay que analizar, las compañías tienen que tener en cuenta la coyuntura aseguradora de cada país para adaptarse a las peculiaridades de cada mercado.

Los marcos administrativos en cada país son diferentes y en vez de simplificarse con el tiempo, una mayor complejidad se ha hecho patente en los mercados internacionales. Cuando en Europa, a mediados de los años noventa, se estableció la libre prestación de servicios, los beneficios aparentes más inmediatos fueron el abaratamiento de los costes al suprimir las pólizas locales, y el presumible mayor control de la situación por parte de las centrales del cliente, por el hecho de ser la póliza máster en el propio país de origen la que articulaba la cobertura del resto. Pero, en realidad, las reducciones en los costes no han sido finalmente tan significativas, y el control desde la lejanía de los seguros de la filial terminan, en ocasiones, por crearle una sensación a ésta de sentirse ignorada por los que toman la decisión.

Desde mediados de los noventa, el diseño de la cobertura para la Unión Europea se puede establecer a partir de ese régimen de libre prestación de servicios, pero también existe la posibilidad de contratar una póliza local en cada país. Para el resto del mundo, la opción más recomendable es la emisión de pólizas locales que permitan la total adecuación a las diferentes legislaciones que las empresas puedan encontrarse.

Si pensamos en los países y en las empresas francófonas, por ejemplo, la necesidad de particularizar sus necesidades y establecer una estrategia aseguradora específica para cada situación se ha hecho más patente en los últimos años. Las empresas francófonas o las españolas que desean establecerse en un país de habla francesa demandan una especial atención que se adapta a las costumbres de la cultura y al idioma.

Aparte de las diferencias culturales e idiomáticas de las empresas francófonas, todas las compañías necesitan un asesor particular que les asegure un servicio completo con múltiples características:

l Proximidad con la empresa madre y con la empresa filial.

l Servicio internacional que les aporte un conocimiento regular de la situación a nivel global y local.

l Soluciones específicas y capacidad de gestión tanto si se produce un siniestro como si no.

La necesidad de contar con un servicio global que tenga presencia local aporta seguridad tanto a la empresa central como a la filial implantada en un determinado mercado y país. En caso de producirse un siniestro, el hecho de contar con una póliza local ayudará a la hora de realizar las tramitaciones con la máxima celeridad posible ya que un texto de póliza en otro idioma o un gestor a centenares de kilómetros de distancia no ayuda a resolverlo en plazos de tiempo razonables -mediando actuaciones judiciales, por ejemplo, en reclamaciones de responsabilidad civil o en relación con el consorcio español, en caso de siniestro extraordinario-, con los consiguientes perjuicios para todas las partes afectadas.

En el caso de producirse un siniestro o una situación incontrolada que pueda afectar a la cuenta de resultados -de la que además tendrán que dar cuenta ante su casa matriz-, el hecho de contar con un asesor global con presencia local les permitirá conocer el amplio abanico de productos existentes para ese mercado y, además, disponer de un asesoramiento para contratar aquellos que más se adecuen a sus necesidades en función de la actividad que realicen y, lógicamente, conseguir la mayor protección posible tanto para los bienes materiales e intereses económicos como para los empleados.

El objetivo de cualquier empresa es hacer negocio y tener a su servicio un broker o asesor especializado que le permitirá contar con la tranquilidad de que, en caso de imprevistos, alguien ha velado para que pueda continuar desarrollando su actividad y cuanto antes, mejor. En la contratación de un programa de seguros internacional, el papel del broker tiene, entre otros cometidos:

l La identificación de riesgos.

l La evaluación de las necesidades concretas de cada cliente y mercado.

l La integración de las pólizas y coberturas en los programas internacionales, en el caso de que la casa matriz tenga ya uno definido.

l Contratación de la mejor oferta en coberturas en el mercado en todos los ramos que se precisen: daños materiales, responsabilidad civil, transportes, vida, líneas financieras.

l Gestión de las indemnizaciones que procedan, en caso de siniestro, con las aseguradoras tanto nacionales como internacionales.

En un mundo globalizado, en el que no existen más restricciones que las impuestas por las legislaciones de los países, contar con un aliado que coordine, gestione los programas internacionales de seguros y la contratación de pólizas locales supone una garantía de tranquilidad y seguridad tanto para la filial como para la casa matriz.

Enrique Moutel. Director de la división internacional francófona de Willis

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