La filantropía llora la quiebra de Lehman
El banco repartió 27 millones de euros entre 200 organizaciones benéficas el año pasado.
La escuela pública americana está de luto. La noticia de la quiebra de Lehman Brothers pone en peligro el futuro de uno de los proyectos filantrópicos más interesantes de cuantos se han levantado en los últimos tiempos en la ciudad de Nueva York: la financiación desinteresada de programas educativos en la red pública de enseñanza. 'El apoyo de Lehman ha sido el pilar de nuestro crecimiento'', dijo ayer Charles Best, fundador de DonorsChoose, la entidad sin ánimo de lucro promotora de esta iniciativa.
Lehman Brothers entregó a DonorsChoose un millón de euros en los tres últimos años, el 7% de su presupuesto social más reciente. Y había comprometido otros 350.000 para 2009. 'Naturalmente esto no significa el fin de nuestra organización', ha dicho Best; pero lo cierto es que estos fondos han sido claves para la expansión nacional, con sólo ocho años de existencia, de una fundación que permite a las personas y a las empresas financiar propuestas educativas públicas.
DonorsChoose es una de las más de 200 entidades sin ánimo de lucro a las que Lehman ayudaba cada año. Sólo en 2007 el banco de inversiones repartió 27 millones de euros. Ese año el 82% de sus donaciones fueron a organizaciones recomendadas por los empleados. DonorsChoose, por ejemplo, fue una propuesta de Jonathan Beyman, ex responsable de operaciones y tecnología, que oyó hablar de sus proyectos en una emisora de radio.
Melissa Berman, responsable ejecutiva de Rockefeller Philanthropy Advisors, entidad que asesora a personas y empresas sobre la donación de dinero, reconoció ayer que a la larga la fundación DonorsChoose deberá cerrar porque ya no tiene detrás a la compañía que la sostiene.
'La actividad filantrópica de Lehman Brothers estaba muy estudiada'', ha dicho Berman. 'Dejará un hueco enorme en la Ciudad de Nueva York''. Entre los recientes beneficiarios neoyorquinos de la fundación están City Harvest, que entrega los excedentes de comida de restaurantes y otros negocios a programas de alimentos; el Fondo para Escuelas Públicas, que proporciona inversión privada para colegios públicos; y la Robin Hood Foundation, que financia una variedad de programas de la ciudad de Nueva York y cuenta con titanes financieros en su consejo de administración, como el responsable ejecutivo de Lehman, Richard Fuld.
Lehman también había comprometido 7 millones de euros con Spellman College. La donación al histórico colegio femenino de Atlanta para estudiantes de raza negra, estaba destinada a crear un nuevo currículo académico con la idea de aumentar el número de mujeres que trabajan en el sector financiero. En los últimos tres años, Lehman también entregó 265.000 euros a Médicos Sin Fronteras. La directora de desarrollo de esta institución, Jennifer Tierney, ha asegurado que la organización tiene 550.000 donantes activos en EE UU.
El de Lehman no es un caso aislado. Con o sin problemas financieros de calado, las grandes corporaciones empresariales empezarán, si no lo han hecho ya, a reducir sustancialmente las donaciones en los próximos meses.
Una sociedad generosa
No cabe duda de que los Estados Unidos son el país donde la filantropía ha alcanzado su máximo desarrollo, tanto en los relativo a la magnitud de las cifras como en lo que se refiere a la sofisticación de las formas instituciones: los norteamericanos ven la filantropía como un rasgo distintivo de su identidad cultural. Según las estimaciones del informe Givin USA 2007, las contribuciones filantrópicas realizadas en los Estados Unidos alcanzaron la cifra de 208.000 millones de euros, el 2,2% del PIB nacional en 2006. La donación media por habitante superó ligeramente los 700 euros. La mayoría de las contribuciones fueron legados particulares en vida o post mórtem, y 9.000 millones de euros procedían de empresas.