La guerra a tres bandas de Bud
Inbev está escalando los muros del castillo Budweiser. La cervecera belga ha lanzado una batalla por poderes para asaltar con su oferta de 65 dólares por acción Anheuser Busch, el fabricante de la marca de cerveza icono de Estados Unidos. Bud está ahora luchando en tres frentes. Con unas defensas que parecen débiles, es un buen momento para que la cervecera estadounidense comience a hablar.
La batalla por poderes invita a los accionistas de Bud a que expulsen al consejo entero con su voto por correo y seleccionen uno nuevo con más posibilidades de apoyar la oferta. Bud debe convencer a los inversores de que sus directores, que ocupan de media sus cargos durante 13 años, pueden servir mejor a los accionistas de Bud que la lista patrocinada por Inbev de independientes y respetables corporaciones.
Esto incrementa la presión en Bud. La cervecera acababa de comenzar a luchar en otro frente -perfilar su defensa del valor, fundado en 1.000 millones de dólares de recorte de los costes anuales recurrentes-. También agrega un tercer frente: una pelea en ciernes del clan. El panel propuesto por Inbev da el protagonismo a Adolphus Busch IV, tío del consejero delegado de Bud y bisnieto del fundador de la compañía. Es una tentativa barata, puesto que Adolphus es un conservador del negocio, no un cervecero. Pero da a Inbev una cierta legitimidad con los tradicionalistas.
La preferencia de Inbev tiene que ser que una guerra por poderes ejerza presión sobre su objetivo en las negociaciones. No porque una opa hostil sea realmente complicada -Bud es un negocio bastante sencillo- sino porque el apoyo de un nuevo consejo traerá más seguridad de que las instituciones de Estados Unidos apoyen el acuerdo. Una recomendación vale ciertamente algunos dólares agregados al precio de oferta.
Dicho esto, al formalizar su hostilidad, los belgas han demostrado que están dispuestos a ver una oferta con un final doloroso. Bud ahora tiene 20 días para declarar abierto el periodo de votación. Luego Inbev tendrá aproximadamente 60 días para intentar formar una mayoría de los votos. El rey de la cerveza puede emplear este tiempo luchando en una sucia guerra a tres bandas. O puede tomar a sus accionistas en serio y comenzar a negociar.
Por John Foley
Muy ricos para su dinero
Las cosas ya no son tan alegres en Silicon Valley. Por primera vez desde que Jimmy Carter estaba en la Casa Blanca, no ha habido ninguna OPV apoyada en operaciones de capital riesgo en el segundo trimestre. Las fusiones y adquisiciones basadas en capital riesgo han caído un 42% respecto al año pasado. Es cierto que la débil economía y el horrible comportamiento de la Bolsa tienen mucha parte de culpa. Pero aun así, las firmas de capital riesgo deberían considerar devolver dinero a los inversores.Molestarse en encontrar la puerta de salida ciertamente no va acompañada por falta de fondos. Las empresas de capital riesgo actualmente administran 257.000 millones de dólares, según la National Venture Capital Association, un 14% más que en el apogeo tecnológico de 2000. Los inversores lograron más de 40.000 millones de dólares en nuevos compromisos de inversión adquiridos con firmas estadounidenses de capital riesgo en 2007. Sin embargo, unos fondos mayores no significan más ganancias. El retorno medio en fondos de inversión de capital riesgo ha sido negativo en seis de los últimos diez años, según Cambridge Associates. Las apuestas de capital riesgo requieren mucho tiempo para tener éxito. Incluso el mejor año de la última década, 2002, tuvo unos retornos de un escaso 6,3%.Los inversores recuerdan la lucrativa industria de capital riesgo de finales de los noventa. Pero hoy estas firmas no están utilizando bien todo su efectivo. Los compromisos máximos de inversión de éstas han sido mayores que sus inversiones en los últimos tres años, por una cifra acumulada de 20.000 millones de dólares. Así que debería haber espacio para una devolución de capital a los inversores.Reducir capital no sólo devolverá a la industria a sus días de gloria. El capital riesgo se aprovecha de los booms tecnológicos. La inversión típica es muy especulativa, con un éxito deslumbrante que hace que muchos pequeños fracasos valgan la pena. Aún más, devolver capital a los inversores dejará a las firmas de capital riesgo mejor situadas para cuando llegue el próximo boom. Serán más selectivas con sus inversiones. Algunos inversores podrían asustarse por un movimiento tan radical. Pero el único camino para que tengan un retorno decente de su dinero pasa primero por devolverles parte de él.Por Jeff Segal