El pilar de la RSE
En su alegato a favor de que las corporaciones se corresponsabilicen en el desarrollo global sostenible, Fisk Johnson, presidente y director general de S. C. Johnson & Son, Inc., asegura que 'los puestos de trabajo permiten a los padres mantener a sus hijos y permiten a sus hijos alcanzar sueños que sus padres ni tan siquiera imaginaron'.
No es tan evidente que las condiciones laborales de nuestros hijos superen de forma notable e irreversible las nuestras. Más bien estamos constatando que la globalización y la tecnología no están generando los cambios que potencialmente podrían incidir de un modo muy positivo en el amplio mundo de las relaciones laborales. Efectivamente, la externalización productiva y la subcontratación, la flexibilidad de los mercados y la individualización de las relaciones laborales están produciendo efectos no deseados en el complejo ámbito de las relaciones laborales:
l La precarización del trabajo es una realidad. Demasiado trabajo temporal. Demasiada inseguridad en el contrato y en el futuro. Demasiados autónomos dependientes de una sola empresa.
l La devaluación de las condiciones salariales y laborales en general de los trabajadores sin oficio o cualificación. La brecha entre los trabajadores manuales y los empleados del conocimiento no para de crecer, generando dos mundos cada vez más distantes.
l Las jornadas laborales reales crecen paradójicamente a pesar de las mejoras notables de productividad impulsadas por las nuevas tecnologías.
l La conciliación laboral y personal es más un deseo que una realidad en sociedades que han abrazado ilusionadamente la equiparación de géneros en el trabajo formal sin asumir las consecuencias de ello para la familia y la educación de los hijos.
l Los sindicatos, la negociación colectiva, el derecho del trabajo, la vigilancia y la inspección de las arbitrariedades e incumplimientos legales, las grandes instituciones del trabajo digno y la cohesión social, resisten con dificultades los nuevos paradigmas del mercado y la competencia y son demasiado débiles en los países desarrollados y prácticamente inexistentes en los países en desarrollo donde se deslocaliza la producción.
Hay razones para la preocupación sobre el nuevo mundo laboral en un entorno globalizado en lo económico pero no en lo social, y nos preguntamos cuál es la contribución de las empresas en esta exigencia fundamental de nuestro futuro sostenible. Cuál es el papel de la empresa en la generación de un hábitat social justo y de unas condiciones laborales dignas de todos sus trabajadores, incluidos los que forman parte de una cadena infinita de subcontratación en múltiples países del mundo.
Alternativa Responsable, en su empeño por fomentar y promover la responsabilidad social de las empresas, viene haciendo públicas diversas reflexiones sobre diferentes planos de la RSE y no es posible eludir la importancia de la política laboral en una cultura sostenible y responsable de la empresa.
l Una política integral de responsabilidad social debe responder, antes que nada, a unas relaciones laborales de calidad. Es decir, debe superar los mínimos legales exigibles en cada uno de los países en que se opere siguiendo los estándares acordados por la OIT y Naciones Unidas,
l El Libro Verde de la UE incluye en las prácticas responsables todas las cuestiones clásicas del universo legal de las relaciones laborales: la contratación estable, sin discriminaciones; la práctica efectiva de la información y consulta a los trabajadores; la negociación colectiva; la duración ordenada de la jornada de trabajo; la disminución progresiva de la siniestralidad; la promoción de los derechos sociales y fundamentales de los trabajadores y la mejora progresiva de la calidad del empleo en general.
l La Confederación Europea de Sindicatos también se ha pronunciado respecto a la RSE (junio 2004) y ha reclamado la necesidad de abordar progresivamente una serie de cuestiones de segunda generación laboral, que deben incorporarse a una concepción moderna y avanzada de las relaciones laborales en el siglo XXI. Destacan en este plano la mejora de la formación profesional de los empleados y el aumento de su empleabilidad como alternativa a la flexibilidad laboral; la creciente necesidad de medidas que favorezcan la conciliación personal, familiar y laboral; la igualdad efectiva de sexos en la contratación, en las relaciones laborales y en el acceso a la carrera profesional; la participación de los trabajadores en los resultados de la empresa.
Estamos convencidos de que en la nueva economía, en la globalización, la cultura corporativa, la gestión de los recursos humanos desde una concepción cooperativa, y participativa, favorece la productividad y mejora extraordinariamente la competitividad, especialmente en la economía del conocimiento. Obtener la lealtad hacia la empresa de los empleados; asegurar su fidelidad; atraer a los mejores; reducir el absentismo; aumentar la productividad; mejorar la cooperación entre el personal; mejorar la imagen de la marca entre los propios empleados, los proveedores y clientes; mejorar la motivación y la adquisición de habilidades personales, son sólo algunas de las razones que las empresas con más experiencia en RSE señalan como los objetivos perseguidos en una política laboral de esta naturaleza. La RSE se justifica económicamente por la necesidad de proteger contratos implícitos y fomentar inversiones específicas que los diferentes grupos de interés, y en particular los empleados, hacen en la empresa.
Llamamos la atención sobre la importancia de la subcontratación en la cultura responsable de los recursos humanos de las empresas. Acotar la excelencia laboral en la gran empresa y no mantener la misma tensión y preocupación por cómo se garantiza esa misma excelencia en la inmensa cadena de proveedores no puede ser aceptable en una política integral de RSE. Recomendamos la implantación en las empresas de códigos de conducta que soporten y den cumplimiento a principios laborales internacionales que permitan mejorar las condiciones en los países en desarrollo. Estos nuevos sistemas de autorregulación deben lograse con la participación y compromiso de sindicatos y otros actores sociales relevantes para garantizar su eficacia como instrumento de control social.
Por último en esta materia, proponemos el establecimiento de protocolos de contratación a los proveedores según criterios de responsabilidad social. Hacemos nuestro el llamamiento de la Confederación Europea de Sindicatos al exigir que la responsabilidad social de la empresa afecta a la totalidad del gobierno corporativo, es decir, que no sólo se certifique el producto final, sino que haya también transparencia y calidad durante toda la cadena de producción, incluyendo todo el proceso del producto, las subcontrataciones, los proveedores y las deslocalizaciones. Una RSE avanzada exige la implantación en la empresa de un gobierno corporativo global o ampliado, dando participación y voz efectiva a los interesados, entre ellos los empleados.
Alternativa Responsable está formada por Ramón Jáuregui, Juan José Almagro, Javier Garilleti, María Marta de la Cuesta y Jordi Jaumà (www.alternativaresponsable.org)