JPMorgan paga por Bear Stearns un cuarto de lo que vale sólo la sede
JPMorgan cerró el domingo una de las compras más inusuales de la historia. El banco de Jamie Dimon se hizo con Bear Stearns, hasta hace apenas unos meses una joya dentro de la banca de inversión, por unos 237 millones de dólares (unos 150,4 millones de euros). El precio es un cuarto del valor de la sede de Bear en Manhattan.
El acuerdo de compra de Bear Stearns por parte de JPMorgan, a instancias y con el concurso de la Fed, da la medida de la profundidad de la crisis financiera y de la urgencia con la que son tomados los pasos en Wall Street para evitar males mayores. El senador por Nueva York, Charles Schumer, afirmaba ayer en la CNBC que este fin de semana 'ha sido cuando más cerca hemos estado de un pánico bancario desde la Depresión'.
Fruto de este momento histórico y el carácter de rescate de las acciones de la Fed, que el domingo abrió la ventanilla de descuento a todos la banca y bajó sus tipos, el acuerdo de JPMorgan y Bear Stearns es muy inusual. Para empezar por contar con el apoyo financiero de la autoridad monetaria, que garantiza hasta 30.000 millones de dólares de activos no líquidos. Es como si fuera un préstamo sin contrapartida y la asunción de riesgo por parte de JPMorgan es nula.
Otro de los puntos llamativos es el precio de este acuerdo que se materializa con un intercambio de acciones. Bear, que llegó a tener una capitalización bursátil de 20.000 millones de dólares en enero de 2007, fue vendida el domingo por unos 237 millones de dólares. La acción, que cerró el viernes tras una fuerte depreciación en 30 dólares, fue valorada por JPMorgan en 2 dólares. Sólo el edificio de la sede de Bear Stearns, de 45 pisos y en el corazón de Manhattan, está valorado en 1.200 millones de dólares.
Consecuentemente, el lunes, las acciones de Bear se desplomaron un 83,97% y cerraron a 4,81 dólares. Las de JPMorgan se revalorizaban un 10,32%, hasta 40,31.
'Dado el precio y la ayuda de la Fed, consideramos que el acuerdo es un plus para JPMorgan', explicaba ayer Jason Goldberg, de Lehman, en una nota a inversores. 'Lo que implica la valoración por parte de JPMorgan de los activos financieros de Bear puede ser desconcertante para los inversores, pero hay que hacer notar que Bear Stearns estaba bajo una presión considerable con respecto a la liquidez', añadía.
La lista de elementos que se pueden considerar históricos sigue con el hecho de que el banco de Dimon ya está al frente de la nueva entidad, antes del cierre oficial de la transacción, y que casi todos los reguladores han aceptado ya el acuerdo de compra.
Este sólo depende ya de lo que digan los accionistas. En este sentido, es importante lo que decidan los empleados de Bear que poseen un tercio de la firma. Ayer, algunos especulaban que era mejor haber solicitado la suspensión de pagos y afrontar la liquidación de activos porque les habría dado más dinero.
Mientras el sábado y el domingo se celebraban frenéticas reuniones entre negociadores de JPMorgan y JC Flowers, la empresa de capital riesgo que también tenía interés, Bear Stearns había preparado como plan B, en caso de que no hubiera comprador, una solicitud de suspensión de pagos para ser presentada inmediatamente.
Algunos empleados salían ayer con cajas de sus oficinas pese a que no había anuncio oficial de despidos. No obstante, se considera inevitable un fuerte recorte de plantilla.
Muchos de estos empleados, que como es costumbre en Wall Street tienen buena parte de su compensación en acciones de la entidad para la que trabajan, estaban irritados y decepcionados por haber perdido sus ahorros de años por una crisis de confianza que había comenzado con rumores que Bear había negado. Pero el fundamento de los rumores fue irrelevante el jueves, cuando los inversores retiraron la liquidez a Bear. El viernes la Fed abrió su ventanilla de descuento para esta firma, de la misma manera que el domingo por la noche lo hizo, ya y con tipos más bajos, para el resto de la banca de inversión. Se especula que si la Fed hubiera hecho eso el viernes, la situación el fin de semana habría sido distinta.
Fuertes pérdidas para muchos inversores
La música de las gaitas del desfile de San Patricio acompañaba en Nueva York las idas y venidas de los cariacontencidos empleados de Bear Stearns ayer. El precio pagado por JPMorgan les convierte en los grandes perdedores de esta situación ya que muchos tienen sus compensaciones en acciones de la compañía. Otro de los grandes perdedores es el millonario Joseph Lewis,de 71 años, quien pagó 150 dólares por acción el pasado septiembre para hacerse con algo más del 9% del banco. Su inversión, valorada en unos mil millones de dólares se ha evaporado y apenas podrá hacer caja con 22 millones de dólares en acciones de JPMorgan.Lewis, que hizo su fortuna especulando con divisas, sigue siendo millonario.Muchos accionistas no están satisfechos con el acuerdo, máxime cuando el viernes, el consejero delegado, Alan Schwartz, decía que según los libros el precio por acción podría rondar los 84 dólares. Según informaba Reuters un buen número de accionistas está llamando a sus abogados para saber si pueden demandar al banco.Por lo pronto, pueden negarse a aprobar la operación de venta en la junta, pero es algo improbable ya que los negociadores casi blindaron el acuerdo. En caso de que los inversores digan que no al pacto, los bancos pueden volver a convocar la junta para obtener un sí. Además, JPMorgan se ha asegurado la opción de compra de la sede de Bear Stearns en caso de que el acuerdo se viniera abajo. Eso dejaría a Bear con menos valor en sus libros en caso de que opten por la liquidación.Y la ayuda desde el extranjero en forma de inyección de capital es ya improbable. Citic Securities, el banco chino que en octubre había propuesto una inversión de 1.000 millones, cuando la acción valía 117 dólares, ha cancelado esta operación.