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¿Noticias desde el agujero negro?

Nuño Rodrigo (12-02-2008)

El comentario de Peer Steinbrück, ministro alemán de Finanzas, durante la cumbre del G7 en Londres, en la que señalaba que las pérdidas en activos ligados a hipotecas subprime ascendían a 400.000 millones de dólares merecieron ayer un hueco en la portada de Financial Times. La cifra supera con mucho anteriores previsiones oficiales y está en línea con los comentarios más agoreros de firmas de análisis.

Aunque la crisis se haya dado en llamar subprime, es algo mucho más profundo; se trata de una crisis de confianza sobre el conjunto del mercado de derivados de crédito, por la sencilla razón de que nadie, ni los propios bancos, saben qué riesgo crediticio -propio o de terceros- han asumido las entidades financieras y, ante una duda de semejante calado, el mercado ha decidido dar valor cero a todo lo que le parezca raro -verdadera sabiduría popular- y la banca ha optado por cerrar el grifo a cal y canto. Dos decisiones que abocan a la crisis crediticia, según el principio de la profecía autocumplida.

El nudo de la crisis es la desconfianza en el sistema pues, como ya sucediese en 2002, nadie se fía de nadie, y el sistema de mercado se basa en la confianza en la contraparte. Si el índice de riesgo crediticio iTraxx está en máximo histórico no es porque alguien haya dejado de pagar hipotecas, es porque nadie puede conocer la magnitud de las pérdidas ni si ésta se amplificará como una bola de nieve... porque eso depende precisamente de la confianza del mercado.

Del campo gravitatorio de un agujero negro no puede escapar ninguna partícula, ni siquiera la luz. Es imposible saber qué sucede dentro del llamado horizonte de sucesos. En el pozo de incertidumbre cayeron primero las titulizaciones de deuda intoxicadas por hipotecas subprime, pero después lo han hecho cada vez más categorías de activos. 40.000 o 400.000; lo importante no es tanto el tamaño del agujero negro como su capacidad para engullir materia.

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