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Tribuna
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Endeudamiento, el factor clave

La dificultad para financiar el crecimiento empresarial a través del préstamo está elevando los niveles de morosidad, destaca el autor. En su opinión, abordar la mejora de los sistemas de identificación y evaluación de riesgos evitará su impacto en la cuenta de resultados

Tras seis años que han supuesto para la economía española uno de los periodos de crecimiento más prolongados y estables de su historia, el cuadro básico de indicadores macroeconómicos comienza a mostrar un deterioro de sus principales magnitudes: crecimientos en términos de PIB, evolución de la demanda agregada, índice de producción industrial, déficit de la balanza por cuenta corriente, control de la inflación...

Los distintos organismos que analizan la realidad de la economía española prevén un crecimiento en 2008 cercano al 2,5%. Sin embargo, resulta obligado profundizar en las debilidades, el agotamiento y deterioro progresivo de las dos componentes básicas de nuestro crecimiento reciente que conducen a su ralentización: el consumo de las familias y la inversión empresarial.

Desde una perspectiva puramente técnica, y basándonos en el conocimiento de la evolución y prevención de la morosidad del tejido empresarial, merece la pena detenerse especialmente en la evolución de la inversión, y consecuentemente en el endeudamiento que esta inversión ha generado, así como los cambios en el comportamiento del tejido productivo. Gracias a esta componente de inversión, la economía española ha mantenido durante este periodo tasas de crecimiento por encima del 3%. Sin embargo, esta fuerte inversión empresarial también ha colocado a las empresas españolas en una situación de clara debilidad por su elevado endeudamiento, que está generando un desequilibrio en la situación patrimonial del tejido empresarial. Este fenómeno es especialmente intenso en la pequeña y mediana empresa: su financiación a partir de recursos ajenos supone ya, de forma agregada, el 65% de su estructura de pasivo, que avanza incansable hacia la inestabilidad financiera.

Un pilar importante de esta financiación ajena han sido los préstamos de las instituciones financieras. Según los datos del Banco de España, el endeudamiento empresarial con los bancos y las cajas cerró 2006 con un crecimiento del 27,6%. Según el último dato, en 2007 sigue creciendo en el entorno del 20% y el crédito bancario dispuesto por las empresas representa ya el 78% del PIB.

Sin embargo, el crédito financiero como vía de crecimiento es menos interesante que hace años debido a la senda alcista de los tipos de interés, que encarecen la nueva financiación y dificulta enormemente la renegociación de la deuda en un entorno de elevado endeudamiento. Simultáneamente, la oferta de las instituciones financieras también está disminuyendo. Las medidas previsoras de control del riesgo y contracción del crédito del sistema observadas desde 2006 continúan y continuarán impulsadas por la situación de incertidumbre en los mercados, los signos de agotamiento del modelo actual de crecimiento, la escasa internacionalización de la pyme, el efecto de las hipotecas subprime y la transferencia incontrolada del riesgo de crédito que provocan productos estructurados como la titulización de los derechos de cobro derivados de este endeudamiento. Estas políticas generalizadas del sistema bancario de contracción del crédito no sólo están afectando a los productos directamente relacionados con sectores concretos, como la construcción, sino que se extienden al abanico de vías de financiación bancaria diseñado hasta ahora para las pymes.

Ante la creciente dificultad para financiar el crecimiento empresarial a través del préstamo de instituciones financieras, cabe esperar un incremento de las otras dos partidas que permiten a las empresas acceder a financiación ajena: la partida de créditos comerciales y las cuentas pendiente de pago. Esto, traducido a un lenguaje más accesible, supone un aumento de la morosidad empresarial, un alargamiento de los plazos de pago y de las insolvencias provisionales de las empresas.

Ya está sucediendo. En el mes de diciembre, el índice Crédito y Caución de incumplimiento, elaborado a partir de datos propios, reflejaba un empeoramiento del 20% en relación con el mismo mes del año anterior. Los datos acumulados de 2007 sitúan el crecimiento de los niveles de impago empresarial en el 14,2% frente a 2006, el valor máximo de este indicador desde que comenzamos a percibir los primeros síntomas de un cambio de tendencia.

Llegados a este punto, ¿qué alternativas tenemos? Las empresas que componen nuestro tejido empresarial deberán abordar con suma prudencia el desarrollo de sus estrategias para los próximos tres años, fijando objetivos coherentes con el entorno y la situación económica actual. Vamos hacia un escenario económico en el que seguirán existiendo buenas oportunidades de negocio, pero también mayores tasas de impago. En este contexto de incertidumbre, resulta vital abordar la mejora de sus sistemas de identificación y evaluación de riesgos para proteger su cuenta de resultados contra el impacto de la morosidad, tanto en términos de intensidad como de frecuencia.

Carlos Isidro. Responsable de Estudios Técnicos de Crédito y Caución

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