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Tribuna
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La hora de los planes de pensiones a la carta

Los planes de pensiones se han convertido en un elemento trascendente en la política de diversificación por productos de bancos y cajas de ahorro. Sólo en 2006, las aportaciones a planes de pensiones individuales alcanzaron 6.223 millones de euros, y el patrimonio de estos planes ascendió a casi 50.000 millones de euros, con un alza anual del 14,7%.

El aumento de las contrataciones se ha visto favorecido por unas rentabilidades mayores que la inflación en los últimos cinco años, lo que se suma a las ventajas fiscales de estos productos en la declaración de la renta. En octubre de 2007, la rentabilidad media del sector se situó en el 4,08%, con la renta variable mixta y la renta variable en máximos.

Estos planes suelen repartirse entre renta fija a corto o largo plazo, fondos mixtos de renta fija o variable, renta variable y garantizados. La cuota de cada uno de ellos ha experimentado pocos cambios durante los últimos años. Los planes de renta fija mixta concentran el 40% del patrimonio, seguidos de los garantizados, con un 16% del patrimonio total, y los mixtos de renta variable, con un 13%.

Esa estructura tan cerrada entre los distintos tipos de planes ha comenzado a cambiar a partir de 2006, quizá por el repunte gradual de los tipos de interés. De hecho, los mayores aumentos en las aportaciones hasta octubre se han producido en los fondos de renta variable, con un 11,61% más que el año anterior; en los fondos mixtos de renta variable, con un 7,17% más, y en los de renta fija mixta, con un alza del 2,83%.

En lo sucesivo, es probable que ese reparto tan determinado entre planes de pensiones tienda a flexibilizarse. Sucederá tanto por la creciente competencia entre entidades financieras como por la mayor demanda entre clientes y los recientes cambios normativos. Una vez incorporados a la oferta de las entidades financieras, las siguientes etapas de los planes de pensiones serán la especialización, el asesoramiento personalizado y el desarrollo de herramientas tecnológicas capaces de optimizar cada plan de acuerdo a los requisitos de cada cliente. Se trata, a modo de ejemplo, de continuar con la tendencia que marca uno de los principales objetivos de la Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros (Mifid) de reciente aplicación, para proteger a los inversores.

Hasta ahora, ese reparto tan cerrado de productos se correspondía con una segmentación muy escasa. Según varios estudios, para el 55,6% de las personas el consejo determinante a la hora de contratar un plan de pensiones seguía siendo el de la familia. Y el 63% de los encuestados en ese mismo estudio sólo había consultado una entidad para contratar su plan de pensiones.

En la medida en que estos planes han comenzado a generalizarse, y se buscan resultados más a largo plazo, su contratación ha comenzado a cambiar, y en adelante va a hacerlo todavía mucho más deprisa. La calidad de la oferta y la cualificación de su gestor van a ser factores determinantes a la hora de ganar cuota de mercado, lo que empieza a trasladarse a la mayoría de entidades. De hecho, la investigación y el desarrollo de aplicaciones resultan ya especialmente relevantes para impulsar la contratación online desde las propias entidades financieras, así como para integrar en ellas cada plan y su seguimiento, y para disponer del adecuado reporting para el control de la producción.

Son medidas que ayudarán a corregir antiguas disfunciones de la oferta de planes de pensiones. Por ejemplo, el 33,53% de los partícipes de un plan de pensiones tiene entre 41 y 51 años, y sólo el 22,65% tiene entre 31 y 40 años. Hay más de diez puntos porcentuales de ventaja a favor del grupo de más edad, cuando demográficamente la proporción está cerca de ser la inversa.

La atonía entre el segmento más joven de la población podría corregirse con un asesoramiento más personalizado y constante, capaz de aproximar la banca comercial a los servicios que presta la banca privada. No tiene demasiado sentido que una persona menor de 40 años tenga su plan de pensiones en renta fija mixta, cuando probablemente le conviene una estructura más agresiva de inversión. La tendencia de la calidad y la actualización resulta imparable.

Manuel Álvarez. Director de Particulares Vida y Pensiones de Caser

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