Sustos y sorpresas de las tarjetas de crédito en EE UU
El Congreso estudia aprobar una ley para evitar subidas de intereses
Los estadounidenses, y con ellos el resto del planeta, están descubriendo dolorosamente la trampa que puede ser una hipoteca subprime. Pero éste no es el único problema que puede llegar a los hogares de este país proveniente del mundo del crédito.
Bonnie Rushing es una ciudadana del estado de Florida que tiene en su cartera dos tarjetas de crédito de Bank of America, una de ellas ligada a la American Automobile Association (AAA), y acaba de descubrir qué es la 'mora universal'. Durante años, Rushing ha pagado sus deudas en el plazo acordado y también durante esos años ambas tarjetas han tenido un tipo de interés del 8%. En abril, sin más, el banco subió los intereses de su tarjeta AAA hasta el 24%.
El problema de esta ciudadana era que la calificación de su capacidad crediticia, el llamado FICO score, se había deteriorado y, por tanto, elevado su riesgo de morosidad. Ella seguía pagando como siempre sus facturas al banco, pero la entidad le triplicó el interés por el mayor riesgo que, según FICO, presentaba esta cliente de forma genérica.
Es un ejemplo de morosidad universal. Cuando se tiene dificultades con una factura (un pago tardío o que se dispute) no relacionada con el banco, la entidad de crédito sube la penalización a través de los tipos de la tarjeta y ello pese a que el banco no haya tenido problemas con el cliente.
El caso de Rushing y otras personas en situación similar fue narrado la semana pasada en el Congreso por el senador demócrata Carl Levin que lleva meses intentando pasar una ley para proteger a los consumidores de, entre otras, cosas de esta práctica.
Levin explicó que según se ha investigado desde el Congreso, el FICO score se elabora a partir de los informes proporcionados por tres oficinas crediticias (Equifax, Experian y Transunion) que reúnen los datos sobre pagos de los ciudadanos de una multiplicidad de fuentes como las empresas de electricidad, bancos, tiendas, tribunales... Estos datos se procesan informáticamente diaria o semanalmente y a ellos se le aplica un complejo modelo matemático desarrollado por Fair Issac Company (del que se deriva el nombre del índice) con el que se analiza el riesgo de mora de cada persona en los siguientes 90 días. El índice fluctúa de 300 a 850 puntos y si alguien tiene un FICO score de 720 significa que tiene una posibilidad en 22 de entrar en mora en 90 días.
En ningún momento de este proceso intervienen más que las matemáticas y las computadoras y lo que el comité que preside Levin ha descubierto es que los modelos matemáticos que se utilizan son tan complejos que incluso los expertos desconocen qué acciones van a subir o bajar la capacidad crediticia de un individuo. Es una caja negra. Por ejemplo, si una persona contrata una tarjeta de crédito para tener un descuento en una tienda puede elevar su FICO score si tiene pocas tarjetas y no se acerca al límite de su crédito, pero si tuviera muchas tarjetas y comprara ese mes algo costoso, el score bajaría.
El problema es que a no ser que se reaccione muy rápido es imposible saber qué ha rebajado el score y, en muchos casos, los ciudadanos sólo pueden acceder a vagas explicaciones. En el caso de Rushing, se sospecha que su fallo fue contratar dos tarjetas en dos tiendas, Macy's y J. Jill, que le daban descuentos en sus compras.
Levin quiere acabar con esto no sólo porque le parece injusto, sino porque además pocos clientes pueden entender los términos en los que se les informa del cambio de intereses e, incluso, no se les detallan las causas. No hay posibilidades de que la ley se apruebe antes de 2008, pero algunos bancos han empezado a hacer cambios.
Quitar las pilas al detector de humos
Capital One dice que no practica la mora universal, pero Discovery sí utiliza 'una serie de factores de riesgo'. Citigroup dejó de subir los intereses sólo basándose en el informe de crédito de este año, mientras que Chase está en proceso de hacer lo mismo. Pero en el sector se discrepa en general de la intención de Levin de legislar para evitar esta práctica.Ken Clayton, uno de los responsables de la Asociación Americana de Banqueros, afirmaba ante el Congreso que el perfil de riesgo del consumidor cambia y los intereses deben tenerlo en cuenta. Roger Hochschild, presidente y director de operaciones de Discover Financial Services, decía que no considerar los cambios en el rating del cliente es 'como quitar las pilas al detector de humos'. Lo que ocurre es que muchas veces el detector de humos está programado para ser muy sensible y saltar porque se chamusque más de lo debido la tostada en el tostador.Los expertos dicen que el negocio de las tarjetas es uno de los más rentables de la banca gracias, en buena medida, a que hace 25 años el sector logró eliminar el límite a los intereses que podía cargar a un acreedor. La desregulación, la evolución tecnológica, el lenguaje enrevesado, la falta de cultura financiera en muchos hogares y la necesidad de crédito fácil han hecho que los préstamos se multipliquen. Pero para muchos los costes también.
Los políticos en campaña reaccionan
Cuando la Casa Blanca anunció la ayuda a los hipotecados subprime, Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia, pidió medidas más enérgicas para este nicho vulnerable de la población. En el caso de las tarjetas de crédito, otro candidato, Barack Obama, dice que redactará una 'carta de derechos' contra las prácticas predatorias. Entre ellas, una conocida como 'la factura de doble ciclo', que consiste en cobrar los intereses de una deuda por la totalidad de ella y no por lo impagado. El senador Chris Dodd, otro candidato demócrata, ha tratado en varias ocasiones de presentar propuestas para limitar las prácticas de esta industria. Sin éxito.
La cifra
877. Son los miles de millones de deuda que los ciudadanos de EE UU tienen en sus tarjetas de crédito. La media es de unos 2.200 dólares por familia.