Trichet anticipa un dinero más caro
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, no se muestra especialmente preocupado por el crecimiento de la economía europea a medio plazo, pero sí, y mucho, por la inflación. Y hace bien. De su discurso de ayer se puede concluir que la tregua en las subidas de tipos, a la espera de que se disipen las turbulencias, será más corta de lo que se preveía. Trichet, que mantuvo ayer el precio del dinero en el 4%, avanzó que la economía europea no ha perdido fuelle en el tercer trimestre -en plena crisis subprime- y que ha crecido a tasas similares a la primera mitad del año. A medio plazo, tampoco atisba nubarrones ya que las bases siguen sólidas gracias a las buenas perspectivas de las empresas, lo que permitirá un 'crecimiento robusto' del empleo. Pero el BCE continúa muy pendiente de la evolución de la economía estadounidense, bajo el efecto de la crisis financiera, y de su posible impacto sobre la europea. Ben Bernanke, presidente de la Fed, anunció ayer que la actividad disminuirá en EE UU de forma notable el cuarto trimestre y se mantendrá lenta la primera parte de 2008 aunque, y aquí está lo más positivo, considera que se recuperará a partir de primavera.
La preocupación más clara para el BCE está en una evolución de los precios que no augura nada bueno. Trichet se mostró particularmente inquieto por el medio punto que subió la inflación de la zona euro en octubre, al 2,6%. Y no le falta razón, con el petróleo cerca de los 100 dólares y muchos alimentos disparados. También ha reconocido que el IPC no bajará este año y parte de 2008 del 2% -el objetivo del BCE-, algo nada sano para la economía europea. Y menos para la española, que con un IPC en el 3,6% padece un punto de diferencial. En este escenario, es sensata la advertencia reiterada por el banquero central a los agentes sociales para evitar una escalada salarial con la falsa ilusión de no perder poder adquisitivo. Pero la inflación no es el único riesgo. El BCE acierta al anunciar la inyección de otros 120.000 millones al sistema antes de fin de año para sosegar los ánimos por la falta de liquidez.